Darfur: una visión diferente
Bombardeado por las opiniones de líderes sociales y políticos, el ciudadano occidental ha llegado a la conclusión de que el conflicto de Darfur es, en parte, responsabilidad europea: si la Unión Europea hubiera adoptado una postura firme, intervención militar incluida, no se habría producido el genocidio.
Por el contrario, la mayoría de los musulmanes cree que Darfur ha sido provocado por los occidentales. No habría conflicto sin la intervención de los "nuevos cruzados". ¿Las causas?: militares (imperialismo occidental), religiosas (ataque al Islam) o económicas (petróleo...).
¿Es Europa responsable por intervenir? ¿Por no intervenir? ¿O, simplemente, no es responsable?
El arzobispo D. Tutu en su artículo La UE y Darfur (EL PAÍS, 5 de junio de 2007) afirma que dos millones de refugiados están en peligro y que la UE, en lugar de salvarlos, espera a que la ONU arroje un salvavidas. La UE debería establecer las sanciones que aplicó contra la Suráfrica del apartheid.
Tutu deja clara la responsabilidad de la UE y, por el resto, muchas dudas. Porque habla de bombardeos, de violaciones masivas, de asesinatos, de genocidio, pero no identifica claramente a los responsables ni a las víctimas. ¿Sufre Monseñor Tutu un olvido o está convencido de que sus lectores del ancho mundo conocen los entresijos del conflicto de Darfur?
Sin embargo, los gobiernos y pueblos europeos sí son identificados: "En 2005, todos los gobiernos del mundo adoptaron el... compromiso de proteger a las poblaciones... del genocidio... Ahora, los gobiernos de Europa deben cumplir esa promesa... Los europeos deben recordar que, ante el asesinato de masas, no es posible nadar entre dos aguas".
¿Sólo los europeos? ¿Por qué? ¿No adoptaron el compromiso todos los gobiernos del mundo? Al no identificar a los culpables se termina por responsabilizar a los que no lo son.
Sí. Se está perpetrando un genocidio espantoso en Darfur, la región occidental de Sudán, pero la UE no es responsable. Hay que decirlo bien claro porque demasiada gente en Occidente y en el mundo islámico cree lo contrario: los responsables del genocidio son la milicia janjaweed, el Ejército y el Gobierno de Sudán. No hay un factor externo, como ocurrió en Ruanda, que promueva el genocidio. China suministra las armas, pero el Gobierno sudanés no habría tenido dificultad para adquirirlas en el "dinámico" mercado del armamento.
Se trata de un conflicto interno que enfrenta a los janjaweed y a los pueblos darfuríes. Algunas cuestiones les separan, los darfuríes no hablan árabe, pero también tienen lazos comunes. Todos son africanos y musulmanes. No hay ningún grupo cristiano implicado en el conflicto de Darfur. El Gobierno de Sudán apoya a los janjaweed, que están exterminando a los darfuríes. Poco importa ahora que ambos pudieran tener parte de razón cuando, en el origen del conflicto, se enfrentaron por recursos escasos.
Genocidio arropado por las parálisis de los organismos regionales y de la ONU provocadas por la postura del Gobierno de Sudán, la pasividad de africanos y árabes y el veto de China, con cierta complicidad rusa, en el Consejo de Seguridad.
La comunidad internacional debería señalar cada día con el dedo acusador al Gobierno de Sudán, pero no a la UE ni a los "nuevos cruzados". Encabezando la protesta deberían estar la Unión Africana (UA), la Liga Árabe (LA) y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI).
Monseñor Tutu olvida (?) que en el caso de Suráfrica todo el continente plantó cara al régimen racista. ¿Dónde están la UA, la LA y la OCI ante el genocidio de Darfur? Porque se trata de un conflicto entre africanos que, según la UA, necesita una solución africana. Un conflicto en un país árabe y entre musulmanes lo que va contra el Corán y resulta incomprensible en un pueblo devoto musulmán como el sudanés.
Más grave aún porque la opinión islámica mundial ha sido engañada y se le ha hecho creer que el conflicto de Darfur es un ataque occidental a Sudán y un ataque cristiano al Islam, ocultando que se trata de una lucha entre hermanos musulmanes y que la intervención occidental se ha limitado a la labor humanitaria de algunas ONG cuyos miembros son atacados y, a veces, asesinados.
Son los tres organismos internacionales citados los que deben detener el genocidio, facilitar la solución o imponerla. Si estas organizaciones (UA, LA y OCI) no tuvieran medios para realizar esta labor, podrían solicitar ayuda a la UE, EE UU y la ONU, aunque las ricas monarquías del Golfo tienen medios para financiar una obra tan piadosa y acabar con la lucha que enfrenta en Darfur a dos pueblos musulmanes.
Si finalmente hubiera intervención europea, el personal sobre el terreno debería ser africano y/o musulmán para evitar la manipulación de las opiniones públicas. Sólo en estas condiciones debe intervenir Europa. Hay que frenar la escalada de reclamaciones a la UE para que adopte sanciones o intervenga militarmente sobre bases humanitarias cuando los organismos regionales no asumen sus responsabilidades.
Las denuncias y las presiones deben ejercerse en Jartum, Addis Abeba, El Cairo y Yeddah. No en Bruselas. Y deben mantenerse hasta que los responsables detengan el genocidio. La UE debe participar en esta campaña dejando de lado los cálculos de realpolitik.
Europa no es responsable de todas las tragedias que ocurren en la Tierra. Los causantes deben asumir su responsabilidad. Y no debe haber más intervenciones militares, incluidas las humanitarias, sin el acuerdo del Consejo de Seguridad. Su parálisis puede provocar tragedias, pero la alternativa suele crearlas mayores. La inactividad del Consejo de Seguridad no desplaza la carga de la culpa ni de la responsabilidad ni hace que pasen a ser compartidas salvo por aquellos que entorpecen su labor como ha ocurrido en este caso con China.
Ignacio García-Valdecasas es diplomático español.
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