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Columna
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'Aplebeyamiento'

Juan Cruz

Le pregunté al director de la Academia, José Manuel Blecua, a qué le sonaba el lenguaje de este país ahora. Dio con una palabra que viene en Ortega, sobre los tiempos que retrató Goya: "Aplebeyamiento".

Lo mismo le pregunté a Iñaki Gabilondo, el periodista, y a Emilio Lledó, el filósofo. ¿Qué ha pasado para que aquí se vaya del argumento al insulto sin solución de continuidad? Iñaki me dijo que era una maniobra de chantaje: cuanto más duro el grito, más silencio del otro. Y Lledó dijo: "Insultar es como matar".

Ahora el aplebeyamiento del que hablaba antes Ortega ha alcanzado sus mayores cotas de indignidad moral. Aquel que resulta adversario se convierte de pronto en enemigo, y si hay un caballo al que subirse para perseguirlo hasta la aniquilación civil, pues se sube al caballo y, lanza en ristre, repite lo que ha escuchado para nimbar su cabeza de los peores epítetos.

La víctima es (sigue siendo) en esta ocasión Eduardo Bautista, quien en la vida del entretenimiento se llamó (y se llama) Teddy. Un juez ha abierto un caso, después de años de la primitiva denuncia, en el que se ha visto implicado como presidente ejecutivo de la SGAE. Hay un auto que ha sido divulgado; en ese auto está claro que recaen sobre Bautista algunas acusaciones que comparte con otros directivos de la SGAE y que arrancan de la gestión, quizá fraudulenta, de una empresa de la entidad.

Bueno, esa es una responsabilidad a la que ya está respondiendo el implicado, junto con quienes lo han acompañado y lo acompañan en esta causa.

No ha sorprendido en absoluto que ahora se le haya montado a Teddy Bautista una causa general, porque esta causa está funcionando desde hace mucho tiempo; es decir, desde que esta sociedad (la española) decidió que tenía que ser distinta a las sociedades europeas que amparan el derecho de autor y funcionan, como tales, de acuerdo con estatutos y objetivos que son similares. El todo gratis, que ha tenido sus campañas mediáticas muy localizadas, ha ido triunfando precisamente sobre la cabeza de Teddy Bautista.

Es muy interesante el dibujo que han hecho de él. Por citar algún elemento de descalificación sobre los que cabalgan los tópicos desde los que quieren que se caiga, y además con estrépito. Inventaron, por ejemplo, que él (este Judas, pues Judas lo han llamado también) decidió cobrar por el concierto a beneficio de los damnificados de Lorca. Eso es mentira. Lo han desmentido en Lorca, lo ha desmentido la SGAE. Pero como es suculenta la mentira, ahora se arbitra como un argumento más para insultarlo como si fuera el más abyecto de los ciudadanos. Todo vale contra Teddy porque todo vale contra el derecho de autor. Me recuerda, entre otros acosos, el que sufrió Pellón al frente de la Expo. Me recuerda otros aún más cercanos, me recuerda al acoso que sufrió Pilar Miró.

Y de todo lo que se ha dicho, lo más abyecto es lo que dijo (contra él, pero también contra sí mismo) el portavoz del PP: que Teddy "y todos esos" son amigos de Zapatero. El único consuelo con respecto a este último aplebeyamiento es que su autor no se cree su propio argumento. Lo dice porque el caballo va rápido. -

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