Acerca de la democracia real
Si de verdad los socialistas quieren recuperar el terreno perdido, sugiero que establezcan inmediamente una comisión para contactar con los demócratas de la República de Sol y su movimiento naciente. No para dirigirles ni absorberles, sino para escucharles. A lo mejor escuchando, el PSOE oiga esa música tan lejana de sus propios orígenes.- William Lyon. Madrid.
Este fin de semana acudí una vez más, en mi calidad de joven indignado (tengo 65 años) a la plaza de la Encarnación de Sevilla donde, también una vez más, pude comprobar el perfecto estado de limpieza de todo el conjunto de la acampada de mis jóvenes compañeros indignados: ni una colilla, ni un papel, ni un cristal...
Más tarde, pasé por la plaza de El Salvador, ocupadas las terrazas de los bares por gente guapa y muy bien trajeada. La basura (papeles y desperdicios) en la plaza y calles anexas era insoportable, prueba del incivismo de estas personas que, en muchos casos, critican a los jóvenes indignados... Son personas que ensucian cuanto pisan: recinto ferial, carrera oficial de la Semana Santa, camino del Rocío, parques... sin que se levante voz alguna contra su comportamiento. Está claro que pertenecen a la casta de los intocables. Si ellos son el sistema, con mucho gusto me sitúo en el "antisistema".- Francisco Mesa. Tomares, Sevilla.
Lo siento mucho por los que quieren creer que vivimos en Libia. La única democracia real y efectiva es la que conforma la aplastante mayoría de ciudadanos que el 22-M se acercó a las urnas para otorgar su confianza a cualquiera de las opciones políticas que se presentaban, algunas de ellas tan discutibles desde un punto de vista democrático como la de los filototalitarios del Norte. Esta democracia, con todos sus problemas y deficiencias, es perfectamente homologable a cualquier otra democracia real de nuestro entorno, salvo por una cosa: porque en su corto recorrido no ha sabido trasladarle a ciertos sectores de la juventud el valor inviolable de los cauces democráticos para cambiar las cosas.
En tal sentido, esa minoría que ocupa las calles, asumiendo una representación que nadie les ha otorgado, haría bien en constituirse en asociación, plataforma, partido o cualquier otra fórmula que estimen conveniente y concurrir a unas elecciones, para que los ciudadanos de esta democracia real que disfrutamos, y que tanta sangre, sudor y lágrimas ha costado, puedan decidir libremente el grado de representación real que les otorgan. Manuel Ruiz Zamora Castilleja de la Cuesta, Sevilla
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