"A los puristas, ni caso"

De Sarajevo a Barcelona pasando por Atenas, Tampere o Basilea. Pepe Habichuela y Dave Holland saben que el oficio de músico tiene tanto que ver con los escenarios como con los aeropuertos. "Hay que apechugar", comenta el tocaor, "que no están los tiempos para decir no". El domingo, las dos leyendas del flamenco y el jazz, respectivamente, estarán en el Auditorio Nacional de Madrid para interpretar la música de Hands (2010): "Es una ensalada que le gusta a cualquiera, con su aliño de flamenco y su punto de jazz".

Sevilla los reunió en 2007, con motivo de las jornadas Jazz Viene del Sur. "Dave era un tío muy serio que no hablaba ni papa, siempre cargando con ese bicho tan grande, el contrabajo...", recuerda el tocaor. Cuatro años más tarde, el resquemor inicial ha dejado paso a un love story en toda regla: "Yo ahora me veo con ganas de subir al escenario. El tiempo y el trabajo hacen mucho. Pero al principio yo estaba acojonadito, y Dave también".

Tras Hands, más de uno se ha imaginado al patriarca de los Carmona convertido temporalmente en músico de jazz. "Ya no llego yo por ahí", contesta. "Para eso tengo mi mano derecha, que es Josemi, por si quiere hacer Dave temas de jazz. Yo no sé qué he hecho para tener un hijo así".

Por vez primera desde que Hands cobró vida sobre el escenario, el contrabajista inglés no viaja acompañado por su mujer, ya que falleció hace algunas semanas. "Ha sido un palo muy grande. Claire era buena gente. Dave no la dejaba dormir, venga a darle al contrabajo, para él no hay días ni noches".

La muerte de quien ha acompañado al contrabajista desde sus comienzos saca a la luz otras pérdidas. Durante dos décadas, Habichuela formó con Enrique Morente un tándem artístico difícilmente superable: "Aprendí mucho con él, y él decía que también aprendió de mí. A lo mejor hasta es verdad. Enrique y yo hemos dado muchos bandazos juntos. Con él, cada día había algo nuevo. Morente siempre conseguía sorprenderme. Y tenía unas letras maravillosas. Lo he pasado muy mal con su muerte".

De aquellos tiempos viene la querencia del tocaor a meterse en jardines cuanto más frondosos, mejor: "Los flamencólogos me tocaban las pelotas hace tiempo, ahora ya no me dicen nada. Hay que hacer lo que uno sienta. ¿Por qué no puedo tocar yo con una orquesta hindú? Que viene un purista y te dice que no es correcto, ni caso. La música es la música". Para alivio de algunos, Pepe Habichuela sigue frecuentando los lugares donde se practica el flamenco según mandan los cánones: "Después de aquí, voy a una peña flamenca a hacer 10 o 12 cantes con una cantaora".