La ciudad contada en un millar de libros

Madrid se cuenta desde la barra de un bar y desde las estancias de sus palacios, desde sus cielos y desde sus infiernos. Madrid se estira y se encoge, a vista de pájaro o desde sus más recónditos rincones. Madrid se titula y se cuenta de 70 maneras distintas cada año. Y superan ampliamente el millar los libros que narran aspectos de esta ciudad de gatos.

Obras históricas, anecdóticas, gastronómicas, literarias o amorosas se han sucedido a lo largo de su historia. Y, desde 1986, han ido encontrando un sitio en La Librería, la pequeña tienda de libros del número 80 de la calle Mayor.

Allí es fácil perderse en los madriles de ayer, de hoy y de siempre. Hoy exhiben sus últimas novedades en las casetas 313 y 314 de la Feria del Libro, inaugurada ayer en el parque del Retiro.

"En el siglo XVIII se forjó la identidad de los madrileños", dice una autora

Cada año salen 70 nuevos títulos sobre la ciudad y ya hay más de un millar

"Mucha gente del gremio nos decía que teníamos que especializarnos, así que empezamos a centrarnos en Madrid", cuenta Miguel Tebar, de 48 años y fundador de La Librería y de la editorial del mismo nombre que ya cuenta con 400 títulos. "Nos hemos guiado por los propios clientes, por lo que nos pedían y no existía y por lo que nos sugerían", añade dando un perfil del visitante habitual de su negocio: "Suele ser gente mayor, que ya ha viajado fuera y que vuelve a encontrarle el atractivo a la ciudad; y también turistas que buscan libros de recuerdo".

Este año han sido numerosas las novedades y los enfoques que los autores han encontrado para hablar de la capital y de sus rincones. En la primavera de 2010 salía Explora lo desconocido de Madrid, de Fátima de la Fuente del Moral y Enrique Fernández Envid, con curiosidades sobre la historia de la ciudad. Y recientemente acaba de ver la luz El Madrid de las estrellas, de Alberto Gil García y Pilar Alonso Zorrilla, un recorrido por los escenarios madrileños de El pisito, El verdugo, Doctor Zhivago, Los tramposos, Viridiana...

La celebración de la Feria del Libro se convierte en una excusa perfecta para disfrutar de un paseo por la ciudad desde sus textos.Hojeando los libros de este último año, uno se percata de que la fama de la diversión precede a esta ciudad. Como bien refleja Juana Vázquez Marín, en El Madrid cotidiano del S.XVIII (Endymion), son muchos los testimonios anónimos que existen en este sentido ya desde entonces: "Oh! Madrid, solo en ti se vive, en los demás pueblos se vegeta"; "Madrid... es el mejor pueblo, el más divertido, el más agraciable de la Península... ¿Qué diversiones no se disfrutan en la ópera, la comedia, los bailes, las tertulias, los paseos. ¿No es un placer, una diversión inexplicable aquel concurso, aquella multitud, aquella confusión de gente, toda lúcida, brillante, alegre, contenta?".

Vázquez ha dedicado más de 10 años a investigar las costumbres de los madrileños del XVIII, horas y horas en la Biblioteca Nacional fabricando una red de palabras cotidianas ("patinetre", "botillería"...) que finalmente conformaran un sentido: "He llegado a la conclusión de que en el XVIII se forja la identidad de lo que somos hoy; ya entonces los madrileños hacían mucha vida en la calle, tenían apretadas agendas que les estresaban y valoraban la diversión y rendían culto al cuerpo con perfumes, modas de atuendos y atrevimientos más estrafalarios. Eran ya muy modernos", dice.

El carácter madrileño se ve en sus lugares de encuentro y, por supuesto, en sus populares centros de peregrinaje: los bares. Es algo que supieron ver muy bien este año los jóvenes editores de la editorial Armero-Club de los Magníficos cuando sacaron al mercado (también digital) Madrid en 20 barras. Un espléndido recorrido por los mejores y más variopintos locales de la ciudad, seleccionado por sólidos críticos vividores y bebedores como Lorenzo Díaz, Sacha Hormaechea, Ignacio Medina, Pepe Morán, Javier Rioyo, Emiliano Suárez Pascual y Gonzalo de Valle-Inclán. Todos ellos conocidos y contrastados disfrutones de la capital y sus delicias. Una perfecta guía para comerse y beberse lo mejor de Madrid. "En la barra de un bar de Madrid, entre los sonidos de los platillos y las cañas, late una buena parte de su alma", decía el joven editor Jacobo Armero.

Pero en esta capital, transformadora y transformada, siempre hay un lugar para la nostalgia. Una mirada hacia atrás que este año destacó con una preciosa y rigurosísima publicación de la editorial Turner. Los palacios de la Castellana nos acercaba a una vida señorial no tan antigua. El historiador Ignacio González-Varas nos llevaba a un Madrid preberlanguiano, anterior a aquella decadencia del marqués de Leguineche. Una ciudad que crecía en sentido norte a lado y lado de esa pasarela, que todavía hoy es eje principal. Y desde las estancias de sus palacios y desde sus moradores, descubrimos un Madrid que se sabe provinciano pero ambicioso, un Madrid de modas y de exhibicionismos, de fiestas y bailes en grandes salones, una ciudad que amaba el arte y lo guardaba en sus rincones.

La ciudad se hace y se vive a un tiempo. Es enérgica y generadora de lenguajes y dejes, de dichos y muletillas que corren de boca en boca entre sus habitantes. Precisamente, también este año, Manuel Alvar Ezquerra sacaba a la luz su Diccionario de madrileñismos. Una obra que habla con muchas voces y que recoge infinidad de expresiones urbanas y rurales del Madrid de todos los tiempos: "Recientemente he descubierto que en la sierra pobre de la Comunidad llaman a las terneras sevillanas, por sus andares con donaire", cuenta este incansable investigador de los usos lingüísticos.

Otros, como J. V. Barcia Magaz, ha optado por escribir la música de la ciudad. Así lo ha hecho con La Herradura (Oveja Roja), un original libro, casi un poemario de ritmos, que atraviesa con bulerías y rumbas a los personajes de ese edificio de protección oficial a orillas de la M-30, uno de esos rincones de madrileños desheredados. "Trabajando con la asociación Apoyo descubrí a los personajes de la zona y sus paralelismos con los palos flamencos", cuenta Barcia.

En el ámbito novelesco, mucho más escaso en títulos, destacan Riña de gatos. Madrid, 1936. El último trabajo de Eduardo Mendoza, que ha sido galardonado con el Premio Planeta 2010. En él, Anthony Whitelands, un crítico de arte inglés dispuesto a avalar la autenticidad de un supuesto Velázquez, recorre las calles de la ciudad y se encuentra con sus gentes en esos días convulsos previos al estallido de la Guerra Civil.

Y también Todo está perdonado (Tusquets), de Rafael Roig, una novela detectivesca que arranca en el corazón de la ciudad: el hotel Ritz.

Más de 1.000 títulos existen ya sobre Madrid, sin contar los que edita el Gobierno regional. Una media de 70 surgen cada año. Y, según señalan los libreros, la tendencia es al alza: "Aumenta el interés por la ciudad y los nuevos enfoques".

La ciudad que siempre ha admirado sus cielos mientras vivía en sus populares infiernos, la urbe que reflejaron grandes literatos como Galdós, Valle-Inclán o Baroja, la que exprimieron artistas como Dalí, poetas como Lorca y cineastas como Buñuel; la que pintó Velázquez o la que fotografió García Alix... No se agota. Al contrario, son muchos los proyectos ya en marcha que verán la luz el próximo año por estas fechas.