El aumento de robos de cobre tiene a oscuras un 34% de la M-40
El Ayuntamiento no restituye los cables de las carreteras - El total de material sustraído se multiplica por 12 en un año
El aumento del precio del cobre le está pasando una cara factura al Ayuntamiento de Madrid. Si se extendiese todo el cable de este metal que se ha robado en este año casi se podría cubrir el trayecto Madrid-Zaragoza (327,6 kilómetros), mientras que el año pasado solo habría llegado a Pinto (25,2 kilómetros). La reposición del cobre y la reparación de las instalaciones eléctricas saqueadas, hasta el mes de septiembre, ya ha costado a la empresa encargada de la conservación del alumbrado público de la ciudad un millón de euros, según datos de la Concejalía de Obras y Espacios Públicos.
El robo del cable de cobre supone, además del gasto, un quebradero de cabeza para el Ayuntamiento, según reconocen en la Concejalía, que asegura que las reparaciones de las instalaciones eléctricas y la reposición del cable dentro de la ciudad tienen que realizarse "inmediatamente". La cosa cambia si se trata de una carretera, como la M-40, donde directamente, reconocen, se ha dejado de restituir el material robado.
El resultado de la decisión municipal es que de los 63 kilómetros de la M-40, unos 22 están a oscuras, según comprobó este periódico. "En la M-40, como el robo es sistemático, al igual que en otros tramos de carreteras, que por convenio conservamos, dejó de tener sentido reponerlo", explica el director de Espacios Públicos, Pablo Usán, que asegura que "no hay ninguna obligación legal de iluminarlas". ¿Y cuándo se decidió dejar de reponerlo? "No hay una fecha exacta, cuando veíamos que robaban por tercera vez la misma instalación desistimos", dice.
Precisamente, la factura de la conservación del alumbrado de la M-40 mantiene, desde principios de septiembre, al Ayuntamiento y al Ministerio de Fomento en un pulso del que aún no ha salido un vencedor.
El pasado 1 de septiembre, el Ayuntamiento decidió dejar de pagar el mantenimiento del alumbrado de la M-40. El Ministerio de Fomento, titular de la vía, no muestra intención de ceder, aunque sí de negociar. Mantiene que el gobierno municipal sigue obligado por convenio a seguir pagando.
La oscuridad de los 22 kilómetros apagados de la carretera, que el Ayuntamiento atribuye a la sustracción del cableado, es otra muestra de la falta de acuerdo entre ambas Administraciones.
"El Ayuntamiento es el responsable de mantener y conservar el alumbrado. Por tanto, siguen estando obligados a mantenerlo iluminado y a conservar el cableado en las condiciones adecuadas", advierte un portavoz del Ministerio. "No hay ninguna ley que obligue al Ayuntamiento a mantener la iluminación de las autovías radiales de titularidad municipal, o la M-30, pero ese no es el caso de la M-40".
Aunque en la Concejalía no dan la fecha en la que se decidió dejar de restituir el cable, que en algunas ocasiones se robaba el mismo día de su reposición, los apagones de la M-40 no son nuevos. Las farolas del tramo que discurre desde Mercamadrid hasta la salida a la M-45 -entre el kilómetro 17 y el 21- llevan apagadas, al menos, desde 2008. "No tenemos obligación legal de iluminar las carreteras", recuerda el director de Espacios Públicos, Pablo Usán.
Ha sido el aumento de la cotización del cobre en 2010 -impulsada por el terremoto registrado a finales de febrero en Chile, principal productor mundial, y por la creciente demanda del mercado chino- el que ha vuelto a animar a los ladrones, que, a juzgar por los datos, se mantuvieron en un estado de hibernación durante el año pasado. Al menos en la capital, que en 2009 pagó 46.000 euros solo por reponer el material robado. Hasta 22 veces menos que este año, en el que ya acumula un gasto de un millón de euros.
La ecuación es siempre la misma: cuanto más caro se cotiza el metal, más compensa robarlo. En enero del año pasado el cobre se pagaba a unos dos euros el kilo, un precio que ha ido creciendo hasta situarse, a 19 de octubre, en casi nueve euros, según la Bolsa de Metales de Londres (LME en sus siglas en inglés).
Ya en 2007, tras la resaca de robos del año anterior, cuando el precio del cobre alcanzó máximos históricos, el Ayuntamiento comenzó a hormigonar las arquetas para disuadir a los cacos. Arrancar de ahí los cables es, según una portavoz de la Guardia Civil, la forma "más rápida" de hacerse con el botín. "Abren la arqueta, enganchan el cable en el coche y estiran hasta que llega al final. Y mientras uno tira, el otro va guardándolo. Es un método más habitual en zonas pobladas, pero exige mayor rapidez". "Con el blindaje se ha reducido el robo en ciudad, sobre todo en los barrios del sur, donde casi todas las instalaciones eléctricas están blindadas. Aunque este año han vuelto a saltar las alarmas", explica Usán.
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