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Los agentes de tráfico denuncian que les obligan a multar a destajo

La plantilla, que se ha quedado a la mitad en dos años, sufre un 30% de bajas

F. Javier Barroso

Un centenar de agentes de tráfico, denominados agentes de Movilidad y encargados de regular el tráfico, se manifestaron ayer en Moncloa para protestar por las agresiones que sufren y porque el reglamento les obliga a ir de uno en uno, lo que incrementa su inseguridad en la calle. Éstos son sus principales problemas, según explicaron tres de los cuatro sindicatos con representación en este cuerpo con 580 funcionarios.

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- Multas por doquier. Los agentes tienen que poner un número muy alto de denuncias a lo largo del día. En caso contrario, reciben charlas de sus superiores antes de entrar a trabajar. Al que más multas pone le permiten ir en moto o en coche, y de este modo no tiene que estar en puntos conflictivos o donde haya mucha circulación. "El que mejor vive es el que pone una media de 15 ó 20 multas por día de trabajo. Al otro le ponen en puntos fijos de mucho tráfico, como Colón, Cibeles o la plaza de Carlos V. Siempre son plazas grandes, donde no se para en todo el día", explicó Ángel Cillán, de CSI-CSIT.

- Grúas para recaudar. Algo parecido a las denuncias ocurre con las grúas. En los turnos de mañana y de tarde salen algunos de los 80 vehículos con un agente de Movilidad. Acuden a los sitios donde hay menos problemas de tráfico, pero se dan numerosos casos de vehículos en dobles filas o estacionados en zonas de carga y descarga. En las siete horas que dura el servicio, cargan un mínimo de cinco vehículos, con el consiguiente ingreso para las arcas municipales: entre 180 y 300 euros por la sanción más 166 euros de la grúa. "Los que más coches se llevan salen una hora antes del trabajo", denuncia el delegado de CC OO, José Luis Pérez Méndez.

- Hacer caja con el radar. Los tres radares móviles con que cuentan los agentes de Movilidad se ponen en las grandes vías sólo para multar. Nunca se opta por lugares donde el exceso de velocidad pueda suponer un riesgo para los peatones o para la circulación. "Con dos horas de trabajo les basta. Ponen 20 ó 25 multas por velocidad, y los compañeros ya han terminado su trabajo. Después no tienen que justificar nada más", destaca Cillán. Además, los cursos de los operadores de radar son muy restringidos y no se dan a todos los agentes.

- Muchas bajas. La plantilla de los agentes de Movilidad nació hace tres años con 1.150 funcionarios, cuya única labor era la regulación y el control del tráfico. Se han marchado muchos trabajadores y ahora mismo la plantilla sólo cuenta con 580 agentes. "Muchos se han ido a la Policía Municipal o las Bescam, donde cobran más dinero y tienen armas para protegerse. Nuestro trabajo supone mucho riesgo", afirma el delegado sindical del Colectivo Profesional de Policía Municipal (CPPM) en los agentes de Movilidad, Enrique Fernández. Un funcionario de este cuerpo cobra unos 1.200 euros al mes.

- Gran absentismo. El nivel de absentismo laboral y por bajas está en estos momentos en un 30%. En verano ha llegado al 38%. "Un compañero estuvo dos meses entre Goya y Alcalá hasta que no pudo más y se dio de baja. Casos como ése ocurren mucho", explica Fernández.

- Una agresión a la semana. La concentración de ayer estuvo motivada, entre otras causas, por las agresiones que sufren los agentes. Se dan una o dos a la semana. La última más grave ocurrió la semana pasada en la calle de Toledo (Centro), cuando unos estudiantes de instituto pegaron a un funcionario que iba de uniforme. Ahora está de baja.

Fuentes de la Concejalía de Seguridad negaron las acusaciones de que se obligue a los agentes a poner muchas multas. "Su función es denunciar las infracciones y así lo recoge su reglamento, pero nadie habla de número", afirmaron las fuentes. Éstas aseguraron que no tenían datos de las bajas y del absentismo, ni de cuántos funcionarios han sufrido lesiones. Además, recordaron que los autores de las últimas agresiones a agentes han sido detenidos.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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