Tapas sofisticadas y peinetas cañí
Paco Roncero y dos jóvenes arquitectos juntan cocina y diseño en Neptuno
Una piel plástica de mil peinetas color nácar envuelven el interior de Estado Puro, donde a partir de hoy se va a servir en bandeja "una España cañí sofisticada" en la milla de oro cultural, a dos pasos del Prado, el Thyssen y CaixaForum. Al otro lado de los grandes ventanales, en la plaza, Neptuno vigilaba ayer los remates de los obreros, mientras el público asomaba la nariz. Madrileños efímeros y residentes, destinatarios de la propuesta.
A la meta de "reinventar una tradición española", simbolizada en la peineta y materializada en la tapa (ahora de moda en ciudades como Londres y Nueva York) se han lanzado el jefe de cocina de la Terraza del Casino, Paco Roncero (Madrid, 1969), y dos arquitectos, Jaime Gaztelu (Madrid, 1977) y Mauricio Galeano (Bogotá, 1972), componentes del estudio James & Mau.
Estado Puro quiere ser una casa de comidas actual donde caben patatas bravas, tigres de mejillón, callos y croquetas, pero también fardos de calamar con pisto al momento o carrillera de cerdo ibérico con puré de remolacha. El menú tiene un madrileñismo buscado, asegura Roncero. Habrá "una tortilla de patatas siglo XXI", pero no aceitunas esferificadas ni alquimias culinarias. Sí habrá salsas y aceites para llevar, libros y delantales para ponerse manos a la masa.
Barra de mármol de Macael, mesas de madera de iroco, pizarras de cristal negro, taburetes "como pétalos de rosas rojas" y una melena de flecos de goma (como las cortinas de los bares antiguos) que separa el local de la entrada al hotel (NH Prado) ambientan la atmósfera. Y las peinetas "inspiración" de James & Mau en la tienda de casticismo turístico del paseo del Prado.
Más de cien metros cuadrados, con capacidad para 90 personas, han sido transformados en un tiempo récord: "Quiero un sitio friki hecho por frikis", les dijo en abril Roncero. "En un mes hicimos el proyecto y en dos más se ejecutó la obra", dicen los arquifrikis, que han dado su toque: "Ni cutre ni pretencioso". "Queremos que la gente sonría cuando entre. Apostamos por una arquitectura divertida", dicen estos profesionales, que desarrollan proyectos de edificación sostenible (www.infiniski.com) en España, Chile y Colombia. Lo próximo: un bloque de viviendas en Malasaña, con un jardín vertical para que respire la fachada.
En la terraza del nuevo bar han puesto un huerto: un árbol rodeado por una jardinera donde crecen tomates, lechugas y pepinos. "Es un símil del gazpacho que se beban los clientes", explica Roncero. Y para beber, el protagonismo de una cerveza madrileña. Acompañan a los comensales carteles publicitarios de Mahou de los años cincuenta reinterpretados por James & Mau: unos novios en arrobo amoroso (el cardado de ella, con peineta photoshop, sería la envidia de Amy Wynehouse).
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