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Sanidad cierra tres laboratorios públicos y privatiza las pruebas

Los análisis los hará la empresa que ganó el concurso de los nuevos hospitales

Elena G. Sevillano

No es sólo que no se lo imaginaran. Es que no entienden qué se gana con cerrar el laboratorio del centro de especialidades Vicente Soldevilla, en Vallecas. Sus trabajadores todavía están digiriendo el anuncio, el martes pasado, de que la actividad para el 30 de septiembre. "No tiene ningún sentido. Hace cinco años se hizo una reforma brutal, se instalaron nuevos aparatos. Hace tres meses se cambió maquinaria. En junio nos volvieron a dar una certificación de garantía de calidad...", enumera una técnico de laboratorio que prefiere no revelar su nombre. "Es un derroche de recursos enorme si esto se cierra".

Sí, se cierra. Lo confirma la Consejería de Sanidad. El laboratorio del Vicente Soldevilla, que hace los análisis de atención primaria a un millón de madrileños (el área 1, la más poblada de la ciudad), deja de funcionar. También se clausura el laboratorio del hospital Virgen de la Torre (que da cobertura a los pacientes ingresados), en Vallecas, y el del centro de especialidades de Aranjuez. Los dos últimos tienen poca actividad y trabajadores. El Vicente Soldevilla, en cambio, está procesando actualmente 2.500 muestras al día y cuenta con casi 80 profesionales. Sanidad cede la mayor parte de los análisis que se dejan de hacer en estos tres laboratorios públicos a la empresa que el año pasado ganó el concurso para gestionar el laboratorio central de análisis clínicos.

Uno de los centros procesa al día 2.500 muestras y tiene 80 trabajadores

Una UTE liderada por Ribera Salud (empresa que administra varios hospitales públicos de gestión privada en Valencia y acaba de ganar el concurso, al ser el único licitante, para construir el nuevo hospital privatizado de Torrejón de Ardoz) consiguió la concesión del laboratorio central, en San Sebastián de los Reyes, y de los seis laboratorios periféricos de los nuevos hospitales (Infanta Sofía, Infanta Cristina, Infanta Leonor, Sureste, Henares y Tajo). Durante ocho años, y por un presupuesto de 125 millones de euros, se encargará de los análisis clínicos de una población de cerca de 1.100.000 habitantes, a los que ahora se suma cerca de medio millón más de los laboratorios que cierran. Parte de las pruebas correspondientes a los centros de salud del área del Gregorio Marañón pasan ahora al laboratorio del propio hospital.

Sanidad prefiere no hablar de cierre, sino de reconversión. "Está planificado que el laboratorio del Soldevilla pase a acoger ahora el de salud pública", afirmó la viceconsejera de Asistencia Sanitaria, Ana Sánchez. El laboratorio de salud pública, explicó, está en un local alquilado en el barrio de Salamanca que se ha quedado pequeño y tiene unas instalaciones muy precarias. Allí es donde se hacen labores de microbiología, analítica de aguas, control de alimentos... "Esas actividades necesitaban mejores instalaciones", añadió. Sanidad defiende que el modelo de laboratorios centralizados es más eficiente y ahorra costes.

El sindicato CC OO critica la clausura y la tacha de privatización innecesaria. "Los nuevos laboratorios deberían ser compatibles con éste que ya funciona, y además bien. No hay motivo para dárselo a una empresa", afirmó el secretario de la Federación de Sanidad de CC OO, Manuel Rodríguez. La Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública (ADSP) desaprueba el "despilfarro" en tiempos de crisis. "El único interés de este cierre es el de asegurar los beneficios de la empresa privada concesionaria y ello se hace a costa de dejar de utilizar los excelentes medios tecnológicos y profesionales de los laboratorios públicos", afirmó el presidente de la asociación, Marciano Sánchez Bayle.

Según Sanidad, algunos de los trabajadores "podrán quedarse en el nuevo laboratorio y el resto serán reubicados en cualquier centro del Servicio Madrileño de Salud". Los usuarios apenas se enterarán de nada, puesto que los puntos de extracción de muestras serán los mismos. Podría notarse, apunta la técnico del Soldevilla, en la calidad: "Aquí siempre estamos en contacto con los médicos que ordenan las pruebas. Vienen, o nos llaman, y se comenta cualquier problema. ¿Y ahora?", se pregunta. La trabajadora sigue sin entender nada. "El 14 de agosto se estaba haciendo el pedido para comprar más reactivos. En el laboratorio del Virgen de la Torre se hicieron mejoras durante el mes de agosto", enumera. En poco más de 20 días tiene que dejar su puesto de trabajo y ni siquiera sabe dónde estará el siguiente.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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