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Rebelión en la Escuela de Canto

Educación destituye al director del centro por las quejas de los profesores - La mayoría de los docentes reclamaba el cese de Jesús Sanz

La Consejería de Educación decidió destituir ayer a última hora al director de la Escuela Superior de Canto, Jesús Sanz, después de que el sindicato CC OO hiciera pública la protesta del claustro del centro. El vicedirector, apoyado por los docentes, le acusaba ser un dictador, maltratar a los homosexuales y llamar "vagos" y "maricones" a los profesores. Sanz lo niega todo.

En la Escuela Superior de Canto, en la calle de San Bernardo, ha dimitido además toda la cúpula del centro. Hasta 40 de los 56 profesores del claustro reclamaban su cese por los insultos que lanzaba a los profesores.

Sanz comenzó en septiembre pasado a ejercer como director en fase de prueba. Entre finales de febrero y principios de marzo renunciaron al cargo los cuatro miembros de su junta directiva: el vicedirector, los dos jefes de estudios y la secretaria de la escuela. Todos remitieron a Educación su dimisión por "desacuerdo con las prácticas y gestión" de Jesús Sanz, según los escritos de renuncia a los que ha tenido acceso este periódico.

Su número dos, Manuel Real, remitió una carta más amplia para explicar su marcha a la Dirección de Área Territorial de Madrid Centro. Real denuncia las "prácticas poco democráticas" y el acoso y humillación sufridos por no compartir sus decisiones. Le acusa de someter a un "desprestigio permanente" al claustro con frases como "pandilla de vagos", "grupo de maricones" o "panda de incompetentes". Señala que impone su criterio sin consultar al profesorado y que presume de tener de su parte "a los capos de la Comunidad".

"A los homosexuales no los puede ni ver", señaló ayer Real a este periódico. "Los odia a muerte, si puede prescindir de ellos o desprestigiarlos, lo hace", añade. Otro profesor le escuchó frases como "la escalera está llena de aceite". El ex vicedirector le acusó también de pedirle listas negras con los nombres de todos los profesores interinos y en comisión de servicio (sin plaza fija) que no le fueran leales para expulsarles del centro. Una interina, que pidió guardar anonimato, aseguró que a ella le pidió apoyo en las votaciones para garantizarle su puesto de trabajo y le amenazó con no renovarle.

"Nunca echaría a nadie", rechaza Sanz, que niega haber insultado a los gays. "Tengo amigos homosexuales, jamás me metería con ellos". La consejería decidió ayer a última hora no renovarle en la dirección. Por la tarde, Jesús Sanz aún no lo sabía.Sanz, de 59 años, está ligado a la Escuela Superior de Canto, dependiente de la Consejería de Educación, desde su fundación hace más de 30 años. En los últimos días, se ha montado una segunda rebelión contra su gestión, la de los alumnos, que protestan por la falta de material y de medios con la que les toca aprender. Ésa ya no será su lucha, después de que le destituyera Educación.

Su antiguo número dos le acusaba también en su carta de renuncia de chantajear a los interinos y profesores en comisión de servicio, casi la mitad de la plantilla, según varios profesores consultados. El director les recordaba que de él dependía "sacar su plaza, la renovación de su comisión o su interinidad".

Tras la dimisión en bloque de la cúpula, llegó otra carta a la Consejería de Educación, esta vez remitida directamente a la consejera, Lucía Figar, y firmada por 40 de los 56 catedráticos y profesores que dan clase en el centro público. Los firmantes apoyaban la decisión de Manuel Real y señalaban que las explicaciones de su escrito son "unos hechos gravísimos que, de ser ciertos, deberían conducir a la inmediata destitución del director".

También reclamaban su cese porque "su talante" no favorece la convivencia en el centro. Le acusan de saltarse el funcionamiento democrático en la escuela y aseguran que habían denunciado "reiteradamente" todos estos supuestos abusos. Entre otras prácticas, detallan que emitió partes de faltas erróneos para imputar a varios profesores "ausencias injustificadas" que no eran ciertas.

Una de las novedades que más enfadó a los profesores fue la instalación de 27 cámaras de videovigilancia en el centro. La decisión fue aprobada por el consejo escolar. Pero después, los profesores le pidieron varias veces sin éxito una reunión para que explicara cómo y dónde se trataban las imágenes que grababan las cámaras enfocadas a los pasillos y las salidas, no a las clases. Según el vicedirector, Sanz las usaba "para controlar al profesorado". Él lo niega: "En la escuela tenemos obras de arte que hay que vigilar, ha habido varios robos".

El director achaca la queja de los profesores a su intento de "tratar de poner orden y disciplina" en el centro. Asegura que cuando comenzó como responsable de la escuela amplió el horario de trabajo y también el periodo lectivo a los meses de junio y septiembre, "en lugar de dejarles cuatro meses de vacaciones". "Todo esto viene en parte por hacerlos trabajar", protestó ayer antes de saber que le quedaban horas en el cargo.

La Consejería de Educación decidió por la tarde que Jesús Sanz no es apto para ejercer como director, una vez superado el periodo de pruebas. No entran en el fondo de las acusaciones sobre supuestos maltratos e insultos. Pero sí consideran que una carta firmada casi por el 70% de la plantilla demuestra que no tiene capacidad de trabajo en equipo ni de comunicación. La consejería nombrará un sustituto "a la mayor celeridad".

Al nuevo director le tocará lidiar con otra protesta, la de los alumnos, que también se han puesto a recoger firmas. En su escrito de denuncia critican que no se les haya informado de cómo afectará a sus clases la aplicación del Plan Bolonia.

Achacan al director y a la inspección la poca representación que tienen -con sólo dos portavoces de los cuatro que les corresponden-. Y hacen un listado de carencias. Desde el mal funcionamiento de la biblioteca a la falta de material. Piden una sala de informática y conexión wi-fi, aulas insonorizadas para las clases, una fonoteca y una videoteca. También denuncian que les hagan ensayar con pianos mal cuidados y desafinados.

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