Pompeya, crónica del espanto
Una exposición muestra las huellas que dejó la lava del Vesubio en la villa romana
Más de 2.000 años de distancia no han podido ahuyentar la sensación de espanto que el recuerdo de la devastación de las ciudades de Pompeya y Herculano por el volcán Vesubio, al sur de Italia, provoca aún en cuantos la evocan. Más aún, en quienes contemplan su huella en la exposición recién inaugurada en el Centro Municipal Conde Duque de Madrid, denominada Pompeya y Herculano, la sombra del Vesubio.
La exposición, que dura hasta el 6 de enero, sigue un circuito por el territorio soto montano cercano a Nápoles. Neopolis, la ciudad nueva; allí, la felicidad y el pasar de la vida en dos cercanas villas romanas henchidas de luz, quedaron petrificadas por la lava volcánica que sorprendió a sus moradores en plena faena cotidiana, ora en el huerto, ora en el tajo, incluso en la taberna o el prostíbulo, una jornada infausta, la del 24 de agosto del 79 de nuestra era. La ciudad quedó sepultada hasta 20 metros bajo la lava volcánica. Resulta igualmente conmovedor el relato enviado a Plinio el Joven por el sobrino de un amigo suyo, que da cuenta de la jornada veraniega en la que el gozar mediterráneo devino súbitamente en polvo, lodo, fuego y muerte.
La exposición muestra terracotas, vidrios, bronces, mármoles y cerámica, así como metales preciosos, que ha aportado el Museo Arqueológico de Nápoles. Un vídeo da cuenta cinematográfica de una erupción registrada por el Vesubio en 1944. Excavaciones acometidas a partir de fines del siglo XVIII, lograron hacer aflorar las ciudades asoladas y rescatar de su interior piezas de ajuares domésticos, que aquí se exhiben y cuya memoria deja mudos a muchos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.