¿Es Madrid provinciana?
Un polémico reportaje en 'The New York Times' describe qué hacer en la capital en 36 horas
Primer párrafo de un reportaje de The New York Times del pasado 28 de enero: "Pobre Madrid. Anclada en la mitad de España, durante mucho tiempo la ciudad ha sido vista como la hermana aletargada y provinciana de Barcelona. Incluso hoy, puedes ver niñas pequeñas vestidas igual que lo hacían sus madres, con vestidos al estilo de los años cuarenta y el abrigo a juego. Pero ése es el encanto de Madrid".
El reportaje, que forma parte de una serie de 36 horas en una u otra ciudad, ya ha corrido por Internet y en un blog una persona se pregunta: ¿Sabía el periodista yankee que en Madrid muchas colegialas visten de uniforme? El periodista yankee tiene nombre. Se trata de Sarah Wildman, de 32 años, que ayer pegó un grito cuando se enteró de "la mala interpretación" que se ha dado a su escrito. "I love Madrid!", asegura Sarah, periodista free lance que vive en la ciudad desde septiembre pasado y que, de momento, piensa quedarse. "¡Es una manera de hablar! Yo escribí el texto en inglés, y lo que en realidad quiero decir es: digo esto, pero luego te demuestro que no es verdad...", explica, abrumada por la repercusión negativa que ha tenido su visión de la capital. "Lo de la forma de vestir de las niñas... ¡Me refiero a niñas muy pequeñas, de cinco años! Sus madres las visten muy bonitas, no es como en Estados Unidos. No lo he escrito como un sarcasmo sino como algo valioso, que forma parte de una tradición", insiste la periodista.
Y razón tiene, porque después de este explosivo primer párrafo el reportaje habla maravillas de las tapas, de los museos, de las tiendas. Aunque luego hay también sitio para frases del tipo: "Los madrileños creen que la noche es la parte más importante del día...", o una particular descripción de la movida: "La orgiástica explosión de sexo y drogas que siguió a la muerte de Franco".
La plaza de Chueca, el lugar favorito de Wildman, es un show donde puedes encontrarte con "mujeres mayores con abrigo tres cuartos, jóvenes madrileños con vaqueros ajustados y hombres que parecen extras en una película de Pedro Almodóvar". Hay hueco para nombrar bares como El Viajero (The Traveller), La Vía Láctea (Milky Way) o el Café Diurno, calificado como trendy.
El Centro Cultural Conde Duque se lleva un buen piropo: "Tiene una pequeña pero excelente colección de arte moderno"; el lujo de la calle Serrano y aledañas es comparado con el de la neoyorquina Madison Avenue, con referencia a tiendas como Bazaar o Scooter, y la calle Fuencarral es el lugar para comprar "ropa de calle de la era post-punki". El artículo también recomienda un domingo en el Retiro (y no lo compara con Central Park), informa de que el mejor día para ir a los museos es el domingo, "porque es cuando son gratuitos", y nombra también a los baños turcos que hay en la calle de Atocha. "Es una parte de Madrid que Hemingway no reconocería, salvo porque todo el mundo se enciende un cigarrillo nada más salir. Esto es todavía España, después de todo...".
Sarah Wildman insiste en que ella ha querido dar su mejor visión de la ciudad, a la que adora. "Es una ciudad muy interesante, abierta y auténtica, diferente de cualquier ciudad del mundo. De las pocas donde puedes pasarte toda la noche sin dormir. De verdad que la amo...".
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