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"Le persiguieron hasta que le cortaron el cuello"

Amigos del joven asesinado en Leganés relatan el crimen

La sala número 46 del Tanatorio Sur de Madrid estaba ayer repleta. Más de medio centenar de familiares y amigos del joven de 19 años degollado en la madrugada del sábado junto a la zona de copas La Cubierta de Leganés, Bruno Sánchez Ortega, acudieron a velar el cadáver, que será enterrado hoy.

Frente a la sala, apoyados en una barandilla, aguardan en silencio dos de los jóvenes que acompañaron al fallecido en sus últimos momentos en vida. Uno de ellos, su amigo inseparable, compañero en el instituto. El otro, su primo, que también compartió con Bruno esa noche en Leganés.

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"Bruno no se fue a por nadie. Ya en la calle, cuando vio que un grupo de seis o siete iba a por él", recuerda su amigo, el joven salió corriendo para huir de sus perseguidores. Le alcanzaron y le degollaron.

Todo comenzó un cuarto de hora antes. Bruno, su primo y dos amigos habían acabado la madrugada del sábado en el pub Malibú. "Ya habíamos decidido marcharnos y, antes, fuimos al baño", explica el compañero de clase de Bruno. Allí, dos jóvenes comenzaron a increparles. "Se encararon diciéndonos que qué mirábamos y empezaron a pegarnos", insiste. Según su versión, en medio de la pelea intervinieron los porteros del local. A partir de ahí, todo fue muy rápido. "A mí los porteros me metieron en una sala y me dieron un guantazo, mientras fuera siguió la pelea y a uno de nuestros amigos le dieron un botellazo en la cabeza. A Bruno y a su primo los sacaron a la calle", relata.

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Fue en la calle donde volvieron a encontrarse con los agresores, que esta vez estaban acompañados de más personas. "Le persiguieron hasta que le cortaron el cuello", recuerda su amigo. Cuando el grupo se reunió, buscaron a Bruno. No lo encontraban. Llamaron a su móvil, pero nadie contestó. "A la cuarta o la quinta llamada cogió el teléfono la policía", detalla el joven.

Tras pasar por el hospital, los amigos del chico asesinado declararon en dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Allí, los agentes del Grupo X de Homicidios tomaron declaración a más de una docena de personas que a esas horas se encontraban en el bar de copas.

Bruno, hijo único, vivía con sus padres en Villaverde. Hace unos días había terminado los exámenes finales y ante sí se planteaba la selectividad. "No era un macarra ni nada de eso", puntualizó el padre del joven.

Desde la tarde del sábado, un ramo de flores y varias velas permanecen en el lugar en el que fue asesinado Bruno. También una foto con una frase: "Siempre en nuestra memoria".

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