Ladinamo se queda sin local
La orden religiosa propietaria del edificio no renueva el contrato de alquiler del centro cultural por "las protestas vecinales"
No se lo esperaban. Los fundadores de la Ladinamo todavía se encuentran en estado de shock. El centro cultural, que edita una revista gratuita del mismo nombre con una tirada de 20.000 ejemplares y está muy arraigado en el barrio de Lavapiés, tendrá que desalojar el local que ocupan, en régimen de alquiler, a partir del 31 de octubre.
"Las quejas se limitan a unas pocas personas", según el portavoz del centro
Los franciscanos dicen que la policía y la junta municipal ratifican las protestas
Los propietarios del local, situado en los bajos del número 2 de la calle de Mira el Sol, han decidido no renovar el contrato después de cinco años. Los argumentos expuestos por la orden Tercera de San Francisco, dueña de la sala y de todo el edificio, se centran en "las quejas vecinales" por los actos que se llevan a cabo en el centro. "No se trata de todos los vecinos, pero sí de unos pocos. Las protestas han sido ratificadas por la Policía Municipal y la Junta de distrito", aseguró ayer un portavoz de la orden religiosa, propietaria de numerosos inmuebles en Lavapiés y Latina.
Dame más gasolina. El eslogan de Ladinamo no se ha modificado en estos cinco años de actividad. Tampoco se cambiará en el futuro. Carlos Prieto, responsable de la publicación y portavoz del grupo, explicó ayer que seguirán programando actividades "en el exilio" o "itinerantes". "En este momento, nos encontramos en una situación de indefensión para llevar adelante nuestro proyecto", aclaró Prieto. Miembros del colectivo que gestiona Ladinamo se reunirán hoy para decidir cómo abordar la crisis. Para algunos de los socios se trata de una medida de clara intencionalidad política, aunque la relación con los propietarios ha sido siempre fluida y sin interferencias. Antes de que llegaran los actuales inquilinos, el local era una discoteca de salsa. Ladinamo recibe una subvención municipal para sus actividades y pagaba un alquiler de 900 euros al mes por el local.
"Las quejas se limitan a unas pocas personas. En concreto, un vecino que nos increpa constantemente y que nos insulta en el blog", añade Prieto.
De hecho, hace apenas un par de semanas, mientras el filósofo Agustín García Calvo ofrecía una charla a la que acudieron casi un centenar de personas, la Policía Municipal acudió al centro alertada por una llamada vecinal. García Calvo solicitó para evitar interferencias que se cerrara el bar del local durante el acto y pidió a los asistentes que se sentaran en el suelo, cerca del escenario, desde el que lanzaba frases como "estamos aquí para cuestionar la realidad" y "descubrir lo ilusorio de la realidad real". El ruido motivado por lo que ocurría en la sala era inaudible fuera del local, especialmente en la calle, donde arreciaba una fuerte tormenta.
La conferencia de García Calvo formaba parte de una activa programación cultural que incluye charlas y actuaciones musicales como la del laudista Jozef van Wissen, el filósofo Santiago Alba Rico o el músico Fermín Muguruza.
La corta pero intensa historia de Ladinamo empezó como un proyecto con diferentes vertientes. Primero como una revista bimensual, y después como un centro cultural. En la revista, gratuita y que ha llegado a tener 100.000 entradas en su página web (www.ladinamo.org), colaboran con frecuencia el cineasta Fernando León de Aranoa, el músico Nacho Vega o el editor Constantino Bértolo. Son sólo unos pocos nombres del listado de colaboradores. "Desde el principio, el proyecto era ambicioso: difundir puntos de vista que no tenían cabida en otros registros. Se trataba de cubrir el hueco que dejaron revistas como Ajoblanco y Triunfo. Esa supuesta despolitización de los jóvenes es falsa. No queríamos que fuera panfletario, pero sí crítico. Evitar el anglocentrismo; no todo pasa en Londres o Nueva York", cuenta Carolina del Olmo, responsable de arte de la revista.
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