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Purga en el Gobierno regional

Guerra abierta entre la 'lideresa' y Rajoy

Los dirigentes cercanos al líder del PP, Mariano Rajoy, no han ocultado que una de las estrategias centrales del reciente congreso del partido era buscar la división en el Gobierno de Esperanza Aguirre. Lo buscó y lo logró. Al menos dos consejeros, Alfredo Prada y Manuel Lamela, se acercaron a Rajoy. Y la consecuencia ha sido inmediata: Aguirre, que llegó a calificarse a sí misma de lideresa, los ha fulminado en menos de 72 horas. La presidenta remodelará hoy su Gobierno con la salida de Prada, Lamela y otros tres consejeros: Gádor Ongil, Beatriz Elorriaga y Fernando Merry del Val.

La situación es especialmente grave en el caso de Prada, que fue designado el sábado miembro del Comité Ejecutivo del PP, en la cuota personal de Rajoy, y ahora se quedará en ese órgano sin ser nada más, sin cargo público y sin la confianza de la jefa del PP de Madrid. Lamela sólo fue nombrado miembro de la Junta Directiva, un cargo menor, pero también queda descolgado.

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Aguirre le quita así a Rajoy un argumento que el líder ha utilizado estos días: el de que ella no podía considerarse un "verso suelto", porque él había colocado a varios consejeros suyos en la dirección del PP. La decisión muestra el enfrentamiento total entre la presidenta de Madrid y el jefe de la oposición. De los consejeros incorporados por Rajoy se han salvado de la quema Juan José Güemes y Lucía Figar, que sí se han mantenido fieles a Aguirre y no han coqueteado con el presidente del PP, según fuentes madrileñas.El caso de Güemes es significativo. El jueves pasado, Rajoy le pidió a la presidenta que le diera dos nombres para el Comité Ejecutivo del PP. Sólo dejó caer que no le gustaría ver entre ellos a nadie que le hubiera criticado, una clara referencia a Ignacio González, número dos de Aguirre. Durante ese día la presidenta, según fuentes de su entorno, habló con Güemes de la posibilidad de ofrecer tres nombres. Él entendió que sería el tercero. Pero al día siguiente Aguirre cambió de idea y sólo mandó dos nombres en un sms a Rajoy: precisamente Ignacio González y Francisco Granados, su número tres. Rajoy no hizo caso.

La presidenta no culpa a Güemes por aceptar el puesto, ya que éste entendió que había sido ella quien le había propuesto. Pero sí a Prada, que le llamó a media mañana para pedirle autorización y aceptó sin que ella se la diera expresamente. Fuentes del PP de Madrid aseguran que Prada ha jugado con malas artes para estar en el equipo de Rajoy y ha perdido la confianza de la presidenta.

Con Lamela sucede algo parecido. En el entorno de Aguirre están convencidos de que él ha hecho todo tipo de movimientos para ganarse el favor de Rajoy traicionando así la fidelidad a la presidenta. Además, este consejero, protagonista de la crisis de las sedaciones en el hospital Severo Ochoa de Leganés, ya estaba muy distanciado de la jefa del PP de Madrid.

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