Da Vinci también opera

"¿Y usted sabe lo que tiene que hacer ahí?", preguntó ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, a uno de los médicos del hospital Ruber Internacional. El doctor, muy amable, sonrió y dijo: "Claro". Presidenta y cirujano se encontraban dentro del quirófano donde la Ruber guarda un robot (llamado Da Vinci) que realiza laparoscopias teledirigidas. En un escenario que recordaba a la serie estadounidense Anatomía de Grey, Aguirre se puso al mando de la máquina quirúrgica, de alta precisión. Y, con una alta dosis de pericia, logró agarrar una pequeña pieza de plástico con uno de los cuatro brazos del robot.

Aguirre, acompañada del consejero de Sanidad, Manuel Lamela, inauguró ayer las nuevas instalaciones del Ruber, en la calle de La Masó, en Madrid. Una comitiva de invitados por el hospital, médicos, enfermeras y periodistas recorrieron, junto a la presidenta y al consejero, todos los rincones del nuevo edificio de cuatro plantas, una ampliación del ya existente. Las obras, iniciadas en 2003, permiten que el Ruber aumente en 50 su número de habitaciones y en ocho el de quirófanos. En éstos, además, el hospital ha incorporado los últimos avances tecnológicos aplicados a la medicina. Máquinas modernas capaces de curar mejor y más rápido, dañando menos a los tejidos sanos, según aseguraron varios médicos.

"Ahora los médicos tenéis que saber hasta informática", lanzó Aguirre a uno de los cirujanos, que le explicaba el funcionamiento del CyberKnife, un aparato capaz de aplicar radiocirugía en todo el cuerpo. Se trata de una máquina única en España, el primer equipo de radiocirugía robótica guiado por imagen. "Deposita una alta dosis de radiación en una zona específica del cuerpo", aclaró el médico.

En otra sala, otro aparato, de nombre y misión parecidos: el actualizado GammaKnife, para aplicar radiocirugía intracraneal. "Hemos tratado a más de 3.600 pacientes, con resultados muy prometedores", dijo el médico. Más del 80% de los tratamientos de tumores benignos tuvo éxito. Este aparato también es único en España. De hecho, sólo hay 160 como él en todo el mundo. Treinta de ellos en Europa.

"El panel plano no distorsiona: ésa es la ventaja. A la hora de planificar intervenciones milimétricas es fundamental", explicaba otro doctor. "Es impresionante", dijo una señora. "Y lo que queda por ver", respondió una enfermera.

Última parada. La sala de informes. Una enorme habitación llena de pantallas planas donde observar el cuerpo humano. Corazones o intestinos en tres dimensiones, recreaciones virtuales a partir de datos reales con las que los médicos analizan la salud de sus pacientes. O imágenes de cerebros, en gris, con zonas iluminadas en varios colores fosforescentes. "Cualquier actividad cerebral se ilumina, parece un milagrito", dijo entusiasmada Aguirre.

"El Ruber se ha convertido en un ejemplo de cómo las nuevas tecnologías se revelan muy útiles para los diagnósticos médicos", dijo más tarde la presidenta ante un concurrido grupo de personal del hospital. Aguirre alabó, en presencia del director gerente del Ruber, José María Bergaz, la labor de la sanidad privada, a la que agradeció "su colaboración con la red pública".

Porque a juicio de la presidenta de la Comunidad, "los hospitales no sólo son cosa de funcionarios". Pero el concurso de esos funcionarios, más los médicos de la privada, aseguran, según definió la propia Aguirre, "la mejor sanidad de España".