Canciones hechas garitos
Por qué algunos bares se llaman Angie, Louie Louie o La chica de ayer
Cuando una canción te marca tanto que bautizas a tu hijo con su título. O a tu perro. O a tu bar. En Madrid florecen garitos que se llaman como canciones clásicas. Éste es un recorrido por algunos de ellos y sus dueños cuentan la historia de esa elección.
- Louie Louie (La Palma, 43). Louie Louie no es un bar: es un museo del rock. Debería estar en todas las guías turísticas de Madrid este garito que toma su nombre del mítico tema de Richard Berry recreado por Iggy Pop, Otis Redding, Tina Turner... "A mí la versión que me gusta es la de los Kingsmen", apunta el dueño, Pepe Ugena, de 59 años, histórico del rock and roll madrileño. Las paredes del bar lucen con cuadros de los Cynics, Ramones, Chesterfield Kings, además de guitarras y carteles originales de conciertos. "Me gustan los bares con nombre de canción, identifica bien lo que es el lugar", apunta Ugena.
- La chica de ayer (Joaquín Costa, 27). El dueño de este establecimiento, Daniel Cerdán, madrileño de 35 años, dice que cuando escuchó Chica de ayer, de Nacha Pop, enloqueció: "Tenía 12 años y sentí cómo me entraba un oxígeno sanador". Y su local está consagrado a la música española: se escuchan ases de la movida (Los Secretos o Gabinete Caligari), la generación intermedia (Los Rodríguez o Jarabe de Palo) y la actual (El Canto del Loco o Pereza). Tiene público a partir de los 25 años y mucho jersey a la cintura. La última canción siempre es Chica de ayer. El personal la canta a voz en cuello y abrazado. Un consejo: visite la parte de arriba, encantadora buhardilla con un generoso ventanal con vistas al Madrid del norte.
- Wild thing (Martín Machío, 2). El club más roquero de La Prospe (el barrio de Prosperidad, en el distrito de Chamartín). Toma su nombre de una de las canciones más fieras del rock and roll, Wild thing, del americano Chip Taylor. "Pero la versión que nos enganchó fue la de The Troggs", apunta uno de los socios del bar, Antonio Céspedes. En el local, tapizado con iconografía roquera, podrás encontrar un póster firmado por los miembros de The Troggs. "Es una pena que no pudieran venir al bar, pero nos acercamos a su actuación y lo firmaron", comenta el dueño. Club habitual de músicos españoles (aquí toman cervezas Deluxe, Sidonie o Sunday Drivers), el público es entendido en música. Vamos, un bar de sibaritas roqueros.
- Rock and roll radio (Barquillo, 44). Los Ramones gritarían felices su legendario "gabba, gabba, hey" al ver este club que se llama como una de sus grandes canciones. Inaugurado hace nada (la semana pasada), se puede convertir en la discoteca de rock más molona de Madrid. De jueves a sábado y ¡hasta las seis de mañana! "Es una canción perfecta que resume lo que es el rock: diversión y velocidad", apunta uno de los dueños, Nacho Jiménez, madrileño de 36 años. Stones, Metallica o Muse es el amplio abanico de lo que suena. Tendrá conciertos.
- Penny Lane (calle del Salitre, 15). Suso Rodríguez, de 43 años, un tipo patilludo, se planteó un juego para bautizar a su bar: ir una a una viendo las canciones de los grupos clásicos y quedarse con la que mejor sonase. "Empecé por los Beatles y no llegue a los siguientes, que eran los Stones. Cuando llegué a Penny Lane pensé: ya está". Con sólo tres meses de vida, este bar incrustado en Lavapiés es un encantador espacio minúsculo decorado con cuadros de Bowie, los Who o Ringo Starr. Tiene los precios más baratos (1,20 la caña) y ojo a sus tostas. Pásate un domingo a tomar el aperitivo.
- Fun house (Palafox, 8). "Mi grupo favorito son los Stooges, de Iggy Pop y su canción Fun house resume lo que es el local: la casa de la diversión", informa Javier Jiménez, de 34 años, dueño de este garito con sólo seis meses de vida. ¿La filosofía? "Bueno, aquí no sonará Carlos Baute", afirma. Nada de música española. A cambio: soul, funk, nueva ola... Espacioso, con pantalla gigante y una pista para bailar.
- Angie (San Vicente Ferrer, 4). El responsable de este bar, que se llama como la balada más popular de los Rolling Stones, acaba de ser padre. Julio Llorente, de 42 años, que así se llama, ha bautizado a su criatura como Ángela. "Así de loco estoy por la canción de los Stones Angie", comenta. Local veterano (16 años de vida), conviene acercarse al cierre, cuando a eso de las tres de la madrugada las luces se tornan tenues y suena la voz de Mick Jagger clamando por Angie. Único.
- Supersonic (Campoamor, 3). Abrir la puerta y bajar las escaleras mientras ves a una marabunta saltando alguna canción de Franz Ferdinand es presenciar la imagen de la felicidad. Supersonic es un tema de Oasis. "La letra habla de ser tú mismo y eso encaja con el local", explica el DJ Jesse James, de 36 años, dueño de este club de pop indie. Los hermanos Gallagher, jefes de Oasis, están al tanto de la existencia del local: aquí han pinchado miembros de su banda.
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