_
_
_
_
Reportaje:

La aventura espacial del 'Halcón' japonés en el asteroide Itokawa

La nave tiene problemas serios, pero se intenta que traiga a la Tierra la cápsula de muestras

L a exploración espacial es una actividad de alto riesgo en la que, una vez que una nave ha partido de la Tierra, muchas cosas pueden salir mal y pocas tienen solución. Lo normal es que los problemas graves, y especialmente la acumulación de ellos, desemboquen en fracasos definitivos rápidos, como cuando se estrella una nave en otro mundo o se pierde en el espacio. Sin embargo, el caso de la sonda espacial Hayabusa (Halcón, en japonés) es atípico. Casi desde que partió de la Tierra, en marzo de 2003, con destino al asteroide Itokawa, la misión ha sufrido un contratiempo tras otro: se degradaron sus propulsores, realizó maniobras equivocadas con consecuencias graves, se quedó sin baterías, etcétera.

Tras el encuentro con el asteroide, la nave se dio por perdida; luego se recuperó el contacto
Más información
Polvo y estrellas en Andrómeda, y abundantes discos planetarios

Pese a ello, la nave de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) empezó su encuentro con el asteroide Itokawa en setiembre de 2005 y luego logró tomar contacto con su superficie haciendo un descenso en picado, como un halcón, en ese cuerpo del Sistema Solar de unos 535 metros de longitud. La cámara de la sonda hizo fotografías, sus aparatos realizaron buenos análisis y tal vez, incluso, se tomaron unas muestras. Poco después del encuentro con el asteroide la nave llegó a darse por perdida; luego se restableció el contacto y ahora intenta regresar a la Tierra. De momento, por el interés de los datos que ha obtenido y por las lecciones de ingeniería aprendidas, la heroica misión se considera un éxito.

El Itokawa, así bautizado en honor del pionero de cohetes Hideo Itokawa, es un conglomerado de material suelto, como un montón de escombros que se mantienen unidos a duras penas por la propia gravedad del asteroide, dicen los científicos que han analizado los datos de la misión y acaban de presentarlos en la prestigiosa revista Science. El descenso allí, comentan, debe de ser como caer en un cubo de arena, tan suelto es el material.

La gravedad del asteroide es cinco órdenes de magnitud inferior a la terrestre. "Ni siquiera está claro por qué el Itokawa existe, dado que para que se deshaga basta con que lo agites a unos 10 centímetros por segundo [su velocidadd de escape, es decir, la velocidad mínima que necesita un objeto allí para contrarrestar la gravedad y salir al espacio]", señala el científico Erik Asphaug en su comentario en Science. "Uno no puede evitar preguntarse cómo respondería un asteroide a la primera pisada de un astronauta. ¿Sería crujiente? ¿Se hundiría el pie? ¿Se elevarían nubes de polvo?", continúa este experto de la Universidad de California.

El Itokawa gira alrededor del Sol junto con otros cientos de cuerpos de ese tipo conocidos; los científicos sitúan su origen en el cinturón de asteroides que hay entre Marte y Júpiter. Está compuesto de olivina y piroxeno, con algo de hierro y de plagioclasa, según describen los ivestigadores de la misión en Science. Entre las características de este asteoride destaca la escasez de cráteres en su superficie, que muestra dos tipos de suelo, uno rugoso y otro muy liso, como el bautizado mar de Muses (la misión de Hayabusa se llamó Muses C antes del lanzamiento).

La Hayabusa japonesa se concibió como la primera misión que tomaría muestras de un asteroide y las traería a la Tierra. Pero sobre todo, es un viaje espacial de ensayo de nuevas tecnologías, incluida la propulsión iónica, un sistema autónomo de navegación, el dispositivo de recogida de muestras y la cápsula de reentrada en la Tierra con ellas.

Uno de los primeros problemas que los expertos de JAXA notaron en su sonda fue la degradación de los paneles solares, debido a una erupción solar a finales de 2003, por lo que los propulsores iónicos no recibían suficiente electricidad para alcanzar el asteroide en verano de 2005, como estaba previsto, sino en otoño.

Al llegar al Itokawa, la sonda tenía que descender en picado tres veces para tomar muestras con un colector con forma de cuerno. La Hayabusa descendió pero no se sabe si las muestras llegaron a su interior. Además, estaba previsto que en el primer descenso dejase caer un pequeño módulo, del tamaño de una lata de refresco, con microcámaras y sensores para medir temperaturas. El artefacto, llamado Minerva, habría rodado por el suelo del asteroide, pero se soltó antes de llegar, en una maniobra incorrecta, y se perdió en el espacio.

Poco después del segundo descenso de toma de muestras, el Hayabusa sufrió un escape de hidracina, el combustible de los pequeños propulsores de maniobra y falló una batería. Luego desapareció la señal de la nave de la red de antenas de seguimiento.

Pero los contratiempos no desanimaron a los tenaces japoneses, que recuperaron en contacto con su nave. Para evitar el problema que la hidracina pudiera causar, se envió la orden a la nave de calentar lo más posible los sistemas y favorecer así la evaporación de ese combustible; los expertos creen que la estrategia ha tenido éxito, según informó hace pocos días el responsable del proyecto Jun-Ichiro Kawaguchi.

La nave podría regresar a la Tierra, pero con tanto problema no sería en junio de 2007, como estaba previsto. El plan contempla la caída de la cápsula con las muestras en el desierto de Australia. La Hayabusa está ahora a unos 345 millones de kilómetros de la Tierra y la aventura sigue: "La nave está seriamente dañada, por lo que gobernarla y lograr que retome su trayectoria sigue siendo muy difícil. Pese a todo, el equipo está decidido a intentarlo y a hacerlo lo mejor posible", afirma Kawaguchi en un comunicado. Si los ingenieros japoneses logran continuar la aventura de Halcón, en 2010 tal vez llegue la cápsula al suelo australiano. Entonces, y sólo entonces, se podrá ver si dentro hay unos pocos gramos del Itokawa.

Ilustración de la sonda <i>Hayabusa </i>a su llegada al asteroide.
Ilustración de la sonda Hayabusa a su llegada al asteroide.JAXA
Fotografía del Itokawa tomada por la <i>Hayabusa </i>(arriba) e imagen parcial del suelo, con el punto de descenso sobremarcado y la sombra de la nave.
Fotografía del Itokawa tomada por la Hayabusa (arriba) e imagen parcial del suelo, con el punto de descenso sobremarcado y la sombra de la nave.JAXA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_