El relevo de Corbacho
Celestino Corbacho ya ha cumplido su última misión como ministro de Trabajo al poner la cara en La Moncloa en el difícil día de la huelga del 29-S. Lo hizo siguiendo las instrucciones de Zapatero, evitando la guerra de cifras y ofreciendo un rostro amable a los sindicatos, que en algún momento se deslizó, incluso, hacia la alabanza, subrayando la responsabilidad mantenida durante la jornada.
A partir de este momento, Corbacho está a disposición de lo que decida Zapatero. Fue lo que pactaron en el encuentro que celebraron en La Moncloa el 20 de agosto, día en que decidieron, de común acuerdo, que dejaba la cartera de Trabajo para incorporarse a las listas del PSC para las elecciones catalanas de noviembre.
Corbacho ya está con su cabeza puesta en Cataluña. Lo estuvo desde que, en junio, el Tribunal Constitucional dictó la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña y el presidente de la Generalitat, José Montilla, le pidió que le acompañara en las listas de las elecciones catalanas para fortalecer el flanco no nacionalista del PSC en un momento difícil para su partido.
Ahora, Corbacho ha entrado en tiempo de descuento. Este fin de semana se aprueban las listas electorales de noviembre y el lunes se disuelve el Parlamento de Cataluña.
En cuanto Zapatero disponga de un momento, en los próximos días, tomará la decisión de relevar a Corbacho. Esperará a que se celebren las elecciones primarias de Madrid el domingo (para ver qué sucede con Trinidad Jiménez) y materializará el relevo hacia mediados de mes, para el puente del Pilar.
Zapatero va a apostar, como relevo, por un perfil socialdemócrata, alguien capaz de entenderse con facilidad con los sindicatos ante la etapa de acercamiento que pretende abrir. Pero aún no le ha puesto cara. Sonaba un nombre de forma insistente, Octavio Granado, secretario de Estado de la Seguridad Social y responsable del área económica del PSOE. Ha estado en la sala de máquinas del ministerio desde la primera legislatura de Zapatero y mantiene buenas relaciones con los sindicatos. Pero Zapatero quiere mantenerlo al frente de un departamento clave como la Seguridad Social
Sea quien sea el relevo de Corbacho -ya se comprobó ayer en el amago de encuentro entre María Teresa Fernández de la Vega y Cándido Méndez en la cadena SER-, no va a tener nada fácil el acercamiento a los sindicatos. Estos parten de posiciones muy críticas. Exigen nada menos que un giro absoluto en la política económica de Zapatero. Y este no está dispuesto a echar marcha atrás en sus reformas básicas.
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