Mi primera misión
Muchos de los soldados fallecidos este año en Líbano y Afganistán carecían de experiencia en operaciones internacionales
Estaba en Líbano cuando un coche bomba mató a seis compañeros paracaidistas y en Afganistán cuando una mina acabó con la vida de Jorge Arnaldo Hernández Seminario, el primer militar de origen extranjero muerto en un ataque a las tropas españolas. El cabo mayor Mesa, de 49 años, el segundo más veterano de su unidad, la Brigada Paracaidista (Bripac), ha visto morir a demasiados compañeros demasiado jóvenes.
La mayoría de los soldados que han vuelto a casa envueltos en la bandera española o gravemente heridos llevaba muy poco tiempo en el Ejército. Iban ilusionados a su primera misión. Johnattan Galea tenía el día que murió en Líbano 18 años, la edad mínima de ingreso en las Fuerzas Armadas. El caballero legionario paracaidista Rubén López, que perdió una pierna en el ataque talibán del pasado lunes en Afganistán, tenía 19. "Con los años percibes más el riesgo, te vuelves más prudente, pero siempre está ahí, para todos. Sin duda, la pérdida de esos compañeros son mis peores recuerdos", afirma Mesa, paracaidista desde hace 29 años, en la sede de la Bripac en Paracuellos (Madrid) La próxima será para él su séptima misión.
Lo saben, lo cantan -"Y si tengo que morir, yo moriré dando cara a la muerte. ¡Por la Patria! ¡Sangre y fuego!", dice uno de los himnos de la Bripac-, pero la muerte de un compañero de 18 siempre es desconcertante. El Ejército asegura que los militares más jóvenes van suficientemente preparados. La Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) pide que se cambie el sistema para que no vayan tan jóvenes a unidades de alto riesgo.
"La Brigada Paracaidista es una unidad muy atractiva para la juventud. Van muy jóvenes porque es lo que tenemos en el Ejército, pero van muy preparados. En las misiones siempre hay veteranos y recién llegados. El tiempo de preparación depende del puesto en el que se especialice cada soldado y es muy variable, pero nadie sale a una operación sin haber hecho su formación de puesto táctico", asegura el comandante Esteban, de 40 años, enviado dos veces a Bosnia. "Nuestros hombres son nuestra principal preocupación. Son sus vidas lo que tu país te está confiando", añade.
"A veces son prácticamente niños. Tienen 18, 19, 20 años y no están preparados ni psicológica ni militarmente para afrontar peligros reales y situaciones que no tienen marcha atrás. Muchos se van de misión a los pocos meses de vida militar. Lo vemos misión tras misión: la corta edad de los soldados se repite. Hay que establecer un periodo mínimo razonable antes de poder salir al exterior, por la propia seguridad del joven soldado que va y por la de sus compañeros", explica Mariano Casado, portavoz de AUME. Los soldados más jóvenes ganan 3.150 euros al mes en Afganistán o Líbano, 2.100 euros más que en casa.
"Me fui a Líbano en marzo y estaba preparado. Siempre estás alerta, pero aquello no lo veíamos venir porque no puedes controlarlo todo. Veía todos los días a los chicos que murieron en Líbano y fue un palo. No se me olvidará nunca aquel día, pero volvería a ir si tuviera la oportunidad", asegura el caballero legionario paracaidista Levet, mexicano de 26 años.
También estaba allí el brigada Flores, de 39, el día que un coche bomba mató a seis paracaidistas. "Sentimos dolor y respeto. Nadie quiere perder a nadie, pero cuando pasa algo así es un estímulo; te ayuda a trabajar más, por los que murieron, por ti, por los que van a venir", afirma. "No nos asusta la idea de irnos. Todo lo contrario. He visto llorar a gente porque no le dejaban ir de misión. Yo he estado en siete y todas de voluntario", dice con orgullo.
La dama legionaria paracaidista Mosquera, ecuatoriana de 30 años, se quedó fuera de la lista en 2004 cuando quiso irse a Afganistán. "Llevaba poco tiempo en la brigada y no pude ir. No me asusta la idea. Quiero hacerlo porque me parece una experiencia extraordinaria para cualquier militar y me da igual el destino porque en todas haces labores humanitarias y ayudas a la gente. Estoy preparada. ¡Ponedme en la lista!" ruega Mosquera a los mandos que presencian la entrevista.
La Bripac ha estado presente en todas las misiones en las que ha participado el ejército español (Kurdistán, Irak, Serbia, Kosovo, Afganistán, Líbano...) y en estos momentos aporta el grueso de las tropas desplegadas en Qala-e-Naw y Herat, unos 300 efectivos, entre ellos el coronel al mando en el avispero afgano, Pedro Rolán Araujo.
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