"Si no confesaba, la policía me dijo que iba a enviarme de vuelta a Colombia, y que allí me matarían"
Los siete acusados de estar implicados en la muerte del narco Leónidas Vargas en 2009 se sientan en el banquillo de la Audiencia Provincial en la primera sesión del juicio
Esta mañana ha comenzado el juicio por el asesinato de Leónidas Vargas, el narco colombiano que fue acribillado a balazos en el hospital 12 de Octubre en 2009, mientras reposaba en su cama. Cuatro de los siete acusados se han sentado esta mañana en el banquillo para aportar su versión de los hechos.
Jonathan Montoya, acusado de seguir a Vargas para controlar sus movimientos, solo ha contestado preguntas de su abogado y del jurado. Según ha contado, el día de la muerte de Vargas fue "a visitar a un amigo que había tenido un accidente", y que se encontraba también en el 12 de Octubre. Afirma que se enteró de la muerte de Vargas por las noticias. Ha confirmado que conocía a algunos de los otros acusados porque jugaban juntos al fútbol, y ha negado tener ni haber tenido pistola. Montoya, que tiene antecedentes por conducir bajo los efectos del alcohol, ha querido destacar que la policía le presionó para que hablara. "Si no hablaba, me dijeron que me iban a mandar de vuelta a Colombia, y que allí me matarían", ha explicado.
Andrei Alexander Cadar, de 20 años y nacionalidad rumana, ha querido demostrar su inocencia. "Me van a implicar en un asesinato que nunca he hecho", ha testificado. También ha comentado que sufrió presión policial a la hora de confesar, y que acompañó a la policía al Guadarrama -donde se dijo que se había deshecho de la pistola-, pero que nó se había deshecho de la pistola allí.
Otro de los que se han sentado en el banquillo ha sido Alexander Salazar, que se ha limitado a contestar a las preguntas de su abogado. Ha declarado que no salió el día del crimen porque tenía que quedarse a cuidar a su sobrina de 2 años y "porque hacía frío". También ha dicho que le preionó la policía y se ha defendido entre lágrimas diciendo que nunca ha matado a nadie.
Por último, César Andrés Ortega Flores, que se dedica a las reformas, ha declarado que tenía un arma en su poder cuando fue detenido porque la tenía "como garantía". Según ha contado, le había prestado a un colombiano 200 euros, y este tenía que devolverle 300.
La siguiente en declarar es la colombiana Yuli Carolina Oliveros, y es posible que el juicio se reanude por la tarde para que declaren los dos que faltan.
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