La calma se atrinchera en Canarias
Los cabildos de Tenerife y Gran Canaria dan por controlados los incendios, que han calcinado 11.000 hectáreas en una semana
Más de 11.000 hectáreas han tenido que arder en Canarias -unas 8.000 en Gran Canaria y 3.000 en Tenerife- para que la tranquilidad visitase las islas. Los cabildos de Gran Canaria y Tenerife dieron por controlado ayer definitivamente al peor enemigo que ha tenido la población desde el pasado viernes: el fuego devastador. El ruido constante de los helicópteros sobrevolando las montañas; el ir y venir de ambulancias y camiones de bomberos por carreteras serpenteantes, el olor rancio de la chamusquina, todo se evaporaba ayer del ambiente de las islas. Después de siete días de angustia, la gente miraba al cielo y ni por asomo veía el gris. Todo era azul.
Con el fuego ya bajo control, los vecinos de las zonas más afectadas que aún no habían vuelto a sus casas, lo hacían ayer. Apenas una veintena entre las dos islas no lo pudieron hacer por estar sus casas calcinadas. Un triste regreso, el de sus vecinos, entre el dolor y la resignación "por no haber querido que ayudásemos más", insistía ayer un vecino de Fataga "quemado en todos los aspectos", pero especialmente con la labor de los servicios de extinción de incendios. "Es que se podía haber evitado", lleva diciendo desde hace días.
En Tenerife, donde el incendio ha afectado a más de 15.562 hectáreas en un perímetro de 78,2 kilómetros, de las que se han quemado realmente unas 3.000 hectáreas (el 20%), los esfuerzos se centraban ayer en encontrar al causante del fuego. Humberto Rodríguez, uno de los seis directores de extinción del Cabildo de Tenerife, confirmó ayer que el incendio fue provocado y que, aunque el origen del fuego está pendiente de la investigación, se originó en un solo punto, en los Campeches, una zona de apenas 50 hectáreas de terreno agrícola abandonado, en las cumbres de Los Realejos. Rodríguez aseguró que el autor o autores son personas conocedoras de la zona. Previsiblemente de la misma familia.
El cerco entre los posibles pirómanos se estrechó ayer después del hallazgo de un dispositivo de ignición que sirvió para encender el fuego declarado el pasado lunes en la isla. Fuentes del cabildo insular aseguraron ayer que existen sospechas claras de los supuestos pirómanos, aunque no se les detendrá hasta que haya pruebas contundentes. "Hasta que no les pillas con las manos en la masa es muy difícil detenerlos", explicaron.
Los esfuerzos se centraban ayer en conseguir extinguir un incendio que ha movilizado a más de 1.000 personas, entre brigadas forestales, efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME), miembros del Ejército de Tierra, Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía Nacional y Policía Local. Todo un despliegue aderezado por 12 helicópteros, tres hidroaviones Air-Tractor y camiones autobombas.
Mientras continúen las labores de extinción, previsiblemente hasta hoy, se han cerrado las pistas forestales y senderos de acceso a las zonas incendiadas, es decir, a todos los municipios de Los Realejos a Guía de Isora. Los únicos que podrán adentrarse por esos caminos serán los habitantes de la zona, aunque el Cabildo ha sugerido que no lo hagan para facilitar los trabajos de extinción.
En Gran Canaria continúan las labores de refresco de algunos rebrotes, especialmente en los municipios de San Bartolomé de Tirajana y Mogán (los dos más afectados), aunque la situación entraña mayor riesgo, según fuentes del cabildo insular. Una vez controlado el fuego se ha podido comprobar que la superficie quemada es de unas 8.000 hectáreas, según las primeras estimaciones confirmadas ayer por el presidente del Cabildo, José Miguel Pérez. Además, el perímetro afectado por el fuego es de 16.000 hectáreas y no de 20.000 como se pensó en un primer momento. La explicación que dan los técnicos forestales es que en algunos puntos el fuego ha ido tan rápido que no se ha dañado el terreno. En localidades como Fataga o Tunte no es extraño ver fincas calcinadas, abrasadas por el fuego y a apenas 300 metros palmerales que seguían intactos después de casi una semana entre las llamas. Las zonas más castigadas han sido las partes altas de la isla y de medianías del suroeste de Gran Canaria, en la Reserva Natural de Inagua.
El Centro de Coordinación Operativa Insular volvió ayer a hacerse cargo del dispositivo de emergencia que ha pasado del Nivel 2 al 0-A. Esto significa que los retenes permanecen en las zonas más afectadas del fuego y que son de difícil acceso. Una señal de que todo marcha por buen camino es que los efectivos dependientes de la administración regional y la estatal, entre ellos los 70 miembros de la UME de Sevilla, han vuelto a sus bases.
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