El Supremo archiva las denuncias por los bienes de José Bono
Las últimas 24 horas de ayer han sido probablemente las mejores del año 2010 para el presidente del Congreso, José Bono. Así lo dejó traslucir después de conocer el auto de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo por el que se desestiman las distintas querellas presentadas contra él en relación a una presunta acumulación sospechosa de bienes y patrimonio. Las denuncias "carecen de indicio objetivo de comisión de delito por lo que no pueden justificar una investigación penal", se lee en dicho auto del Supremo. Las acusaciones, además, son "opiniones personales". Los promotores de las querellas fueron unas asociaciones de abogados denominadas Preeminencia del Derecho y Ciudadanía Anticorrupción, que trataron de acusarle de cohecho en la adquisición de inmuebles y la recepción de regalos de una empresa constructora. Denuncias luego muy aireadas por el grupo Intereconomía y el PP.
"Un grupo de calumniadores ha intentado hacerme daño y perjudicarme aunque ignoro si la razón es política o de otra índole", señaló Bono. Este recordó el sufrimiento que estas denuncias ha ocasionado a su familia.
La sonrisa de ayer del presidente del Congreso fue la misma que lució la noche anterior en su discurso de cierre de la entrega anual de premios de la Asociación de Periodistas Parlamentarios. Bono hizo una semblanza muy personal de los premiados,pero la mayor carga política la hizo recaer en Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente primero, que obtuvo el premio Castelar al mejor orador del año. Bono se adentró en las especulaciones sobre si Rubalcaba será el sucesor señalado por Zapatero o una "liebre" que se ha lanzado para confundir. Para Bono, el vicepresidente tiene "más poder que el que parece" y, podría ser una liebre "eléctrica que corre más que nadie y hace correr a los demás". Palabras que provocaron que parte del auditorio dedicara mucho tiempo a interpretar qué había querido decir.
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