Rebelión contra la crisis
No conozco ninguna actividad económica que nazca, se mantenga o se refuerce si no es con la confianza como gran catalizador. Superar la crisis es, sobre todo, superar un estado de ánimo colectivo que nos atrae hacia lo más incierto y fatal como la única salida posible. Sin embargo, la larga historia de la humanidad nos enseña las innumerables veces que sociedades enteras han conseguido vencer esa invisible fuerza del destino para hallar nuevos horizontes de evolución y progreso. En realidad, esa es la Historia.
Estamos viviendo en Occidente un momento de crisis financiera y, en consecuencia económica, que muestra algunos de sus peores síntomas, como el paro, con claridad dramática. No podemos cerrar los ojos ni esconder la cabeza bajo un ala, falsamente protectora, para no sentir lo que no queremos ver. Por el contrario, hemos de mirar fijamente a la crisis y cambiar todo cuanto hemos hecho mal pues esta es, sobre todo, consecuencia de nuestros propios errores, por acción o por omisión.
Un buen empresario no puede mirar al cielo y preguntarse ¿qué delito cometí?
En eso estamos, en aprender de los errores y corregirlos, en hacer de la necesidad virtud, en cambiar y renovar ideas y costumbres. Es, sobre todo, un ejercicio de humildad y de voluntad para que organizaciones humanas, como son las empresas, recobren la confianza en sí mismas y el estado de ánimo necesario para ganar la batalla. Un buen empresario no puede mirar al cielo y preguntarse, en su propia Vida es sueño, ¿qué delito cometí?
Un buen empresario, un buen político y, en general, cualquier buen ciudadano han de rebelarse contra un destino que pende, fundamentalmente, de su voluntad y de su capacidad de aunar fuerzas para aplicarlas sin reservas, solo en una dirección, aquella que nos lleve al progreso económico y social.
Iberia es una compañía en la que trabajan 22.000 personas y en la que solo la contemplación de nuestras aeronaves nos enseña, con la científica realidad de las leyes de la física, que, para levantar el vuelo, hay que poner a trabajar todos los motores, sincrónicamente, en la misma dirección y con el máximo empuje. También para aterrizar, cuando los motores tienen que frenar la velocidad de aproximación a la pista. Así que hemos aplicado un principio tan claro para aunar fuerzas con British y ganar, con IAG, la batalla del tamaño en la competición de las grandes aerolíneas. También con American Airlines y BA para volar juntas entre Europa y Norteamérica y ser líderes en el primer mercado mundial. Ahora, con Iberia Express, abordamos el cambio que necesitamos para que las líneas de bajo coste no se queden con muchos de nuestros viajeros. Si nos dormimos, seremos el camarón arrastrado por la corriente.
Si luchas, dice un viejo aforismo, podrás ser vencido; si no lo haces, siempre estarás derrotado. La elección no tiene duda.
Antonio Vázquez es presidente de Iberia.
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