Presión migratoria sobre Ceuta y Melilla
Cientos de 'sin papeles' han entrado en ambas ciudades por mar desde junio
La presión migratoria por mar sobre Ceuta y Melilla ha aumentado bruscamente desde finales de la primavera hasta alcanzar un nivel récord a causa, probablemente, de la llegada del buen tiempo y del veto marroquí a que la Guardia Civil penetre ahora en sus aguas para interceptar a los sin papeles y devolverlos en caliente.
Solo ayer llegaron 49 inmigrantes subsaharianos a Ceuta -28 a nado y el resto en balsas playeras-, mientras que otros dos lo hicieron en Melilla a nado.
En los ocho primeros días de este mes han desembarcado en Ceuta 90 sin papeles procedentes de Marruecos, por lo que es previsible que se supere en julio el récord del pasado junio, 136, el triple que en el mismo mes del año 2010. En Melilla, junio fue aún peor, con 151 inmigrantes irregulares que cruzaron su frontera, ocho veces más que el año pasado.
El pasado miércoles, día en que la secretaria de Estado de Inmigración, Anna Terrón, visitó Ceuta, llegaron a la ciudad por mar 27 inmigrantes irregulares.
En ambas ciudades autónomas, los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) están atestados. La situación es peor en Melilla, donde el CETI acoge cerca de 700 internos pese a que fue construido para dar cabida a 480.
El delegado del Gobierno en Melilla, Antonio María Claret, ha anunciado que se van a efectuar traslados de inmigrantes a la Península para aliviar la presión en los centros de acogida.
Claret pidió además, el pasado miércoles, a Marruecos que muestre "la máxima" disposición a colaborar para frenar la oleada migratoria. Dio así a entender que podía hacer mayores esfuerzos de los que efectuaba hasta ahora.
María del Carmen Dueñas, la senadora del Partido Popular por Melilla, fue algo más lejos y achacó el repunte migratorio a la "relajación" de Marruecos.
El fenómeno de las balsas hinchables atestadas de subsaharianos o de inmigrantes nadando -reciben clases de natación en Marruecos- hacia las ciudades autónomas empezó el año pasado como una alternativa a la vía terrestre prácticamente cerrada.
Ha ido en auge no solo a causa del buen tiempo sino de un cambio de actitud de la Gendarmería marroquí en Findeq (Castillejos). Esta actúa en tierra para combatir la inmigración irregular, pero no lo hacía en el mar, una tarea peligrosa -de noche se corre el riesgo de herir al nadador- que solo desarrolla la Guardia Civil.
Hasta el año pasado sus agentes podían interceptar a los inmigrantes en aguas españolas de Ceuta y en las marroquíes, pero ahora el acceso a estas últimas les está vetado, lo que reduce la eficacia de su actuación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.