Mutilado después de muerto
Los arqueólogos encuentran restos humanos en la fosa de Pontevedra donde buscan a un joven de 19 años al que le cortaron un dedo para robarle un anillo en 1936
Una vez muerto, los asesinos le cortaron un dedo antes de enterrarlo para robarle el anillo que llevaba y que puede verse en la foto familiar de Ramón Barreiro. Tenía 19 años. Escribía gacetillas locales y pertenencía a una familia de tradición republicana. Para que les dijeran donde estaba escondido, los falangistas torturaron a sus padres. Su madre fue violada y rapada al cero y murió poco después. Un equipo de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica busca ahora sus restos en una fosa en la localidad pontevedresa de Curro, donde se cree está enterrado con Castor Cordal Garrido, un joven de 27 años. Y parece que ha habido suerte. A primera hora de esta tarde, el equipo que dirige el arqueólogo René Pacheco, encontró los primeros restos óseos en la zona.
Ramón y Castor fueron fusilados la noche del 15 de septiembre de 1936. En sus certificados de defunción figura como causa de la muerte una "hemorragia interna".
Castor Cordal, miembro de la CNT, sabía que iban a por él. Por eso trató de huir antes de morir asesinado. Estaba casado, no tenía hijos y trabajaba de electricista. Una vez detenido, se lo llevaron al Pazo de Fefiñanes, donde fue recluido en el patio de armas con otras personas. Su padre quiso visitarle, pero no le dejaron. Al tercer día de intentarlo, le dijeron que no regresara porque su hijo había escapado a Portugal. Pero ya estaba muerto.
Unos vecinos que iban a la feria a Pontevedra aquella madrugada vieron cómo los asesinos se llevaban dos cadáveres en una escalera para enterrarlos y se lo contaron a la familia de Castor. Según su hermana Josefina, que aún vive, se lo llevaron fuerzas de la guardia civil y falangistas de la aldea con los que había tenido desencuentros políticos.
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