Gadafi libera tras 43 días al fotógrafo español detenido
Brabo saldrá hoy de Libia por la frontera tunecina para volver a España
Manuel Varela de Seijas, conocido profesionalmente como Manu Brabo, el fotorreportero español capturado por fuerzas leales a Gadafi el pasado 5 de abril en las proximidades de la ciudad libia de Brega, al este del país, fue liberado a primera hora de la tarde de ayer, según anunció el portavoz del régimen de Trípoli, Musa Ibrahim, y confirmó posteriormente el ministerio español de Asuntos Exteriores.
El fotógrafo fue liberado tras 43 días de cautiverio en el hotel Rixos de Trípoli junto a otros tres periodistas: los estadounidenses James Foley y Clare Gillis y el británico Nigel Chandler. Los cuatro, aparentemente en buen estado de salud aunque cansados, comparecieron brevemente ante otros periodistas en el hotel, pero solo confirmaron su identidad antes de retirarse.
Un tribunal libio le condenó a 108 euros y un año de cárcel que no cumplirá
Ayer tarde, desde el mismo hotel, Brabo consiguió hablar telefónicamente con su padre, Manuel, quien lo encontró "muy bien, muy cuerdo, centrado y consciente, aunque algo aturdido por la expectación que había despertado su liberación, y con muchas ganas de volver a casa", según explicó a EL PAÍS.
El portavoz de Gadafi aseguró que los reporteros podían quedarse en Trípoli si querían o ser escoltados hasta la frontera tunecina, informa Reuters. "Es tiempo de guerra, sabemos que hay expertos militares europeos luchando con los rebeldes y el Ejército no podía saber de inmediato que esta gente eran periodistas y estaban desarmados. Si alguien ha sido maltratado presentaremos excusas", agregó.
Ibrahim aseguró desconocer el paradero del fotógrafo sudafricano Anton Hammerli, quien desapareció en las mismas circunstancias que los liberados.
El número dos de la Embajada española en Trípoli, Diego Ruiz, acudió al hotel para recoger a Brabo y completar los trámites para su repatriación. Estaba previsto que el fotógrafo pasase la noche en la residencia oficial del embajador español en Libia, actualmente ausente, y que a primera hora de la mañana de hoy viajara junto al diplomático hasta la frontera con Túnez. Allí debía recibirle el cónsul de España en dicho país, Enrique Conde, para acompañarle en el primer vuelo a España, a donde podría llegar mañana.
Brabo y los otros tres periodistas comparecieron el martes ante un tribunal de Trípoli que les impuso una condena de un año de cárcel y una multa simbólica de 200 dinares (equivalentes a 108 euros) por entrar ilegalmente en el país. Fuentes diplomáticas explicaron que, al carecer de antecedentes, quedaba en suspenso la pena de cárcel.
Al mediodía, la ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, ya había anunciado que la liberación de Brabo estaba pendiente de un "trámite administrativo" y se produciría "en las próximas horas". Jiménez agradeció las gestiones realizadas por los representantes diplomáticos en Libia de Turquía y Hungría, que ejerce la presidencia de turno de la UE, antes de que el 13 de abril regresase a Trípoli el encargado de negocios español, que dejó Libia en marzo, al inicio de la intervención internacional, con el resto de la colonia española.
El diplomático Diego Ruiz logró visitar el pasado día 9 a Brabo en una casa de un barrio residencial de Trípoli a la que había sido trasladado junto a los otros periodistas detenidos. Previamente, el 23 de abril, el fotógrafo pudo llamar a su familia, residente en Gijón (Asturias), para comunicar que se encontraba "físicamente bien" y que no había sufrido "ningún maltrato".
Pese a la liberación, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha decidido mantener en Trípoli al número dos de su representación diplomática para mantener un canal con el régimen de Gadafi. El Gobierno considera que esta decisión no es incoherente con el hecho de que España participe en la intervención militar en Libia y haya enviado un diplomático a Bengasi para contactar con los rebeldes. "España no reconoce Gobiernos sino Estados", recordó ayer Jiménez.
La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) se felicitó por la liberación del fotógrafo y apeló a la responsabilidad de las empresas periodísticas para valorar, "en su justa medida", el riesgo que corren los profesionales que trabajan "a la pieza" en zonas de conflicto; como es el caso de Bravo, quien ejerce como freelance para varias agencias.
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