Felipe González: "En 1996 estaban a 14 puntos y nos faltó un telediario"
El expresidente se pone a las órdenes del candidato para voltear las encuestas
Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba bajaron las escaleras del Palacio de Congresos de Madrid, camino del estrado de la convención política del PSOE, para escenificar la unión del partido y la movilización frente a lo que las encuestas dan como inexorable: la victoria electoral del PP. El primero es el pasado del partido. El segundo es el presente -y formalmente es el secretario general de los socialistas- pero está a punto de convertirse en pasado también. El tercero tuvo un papel destacado con ambos: es la línea de continuidad del PSOE y ahora busca ser el futuro del partido.
"Estoy a tu disposición. Antes del 20-N y después, estoy a tus órdenes para lo que quieras como un militante más del partido", le dijo expresamente González a Rubalcaba en un discurso dirigido a los delegados, en clave muy interna y que no estaba previsto en el programa. La suya fue una intervención destinada a simbolizar el apoyo de todos los sectores del partido, empezando por la vieja guardia, al candidato socialista, en el momento en el que las expectativas son peores que nunca.
El exjefe del Gobierno hace un guiño a la vieja guardia y pide pasar "a la ofensiva"
"Está en forma", subrayaban algunos delegados para explicar cómo el ex presidente del Gobierno mantiene una enorme influencia sobre el partido y gran capacidad para agitarlo en momentos de abatimiento. Su autoridad como referente del PSOE la puso ayer al servicio de la tarea difícil de desafiar a las encuestas y al pesimismo de los suyos. Recordó González cómo en 1996 estuvo a punto de darle la vuelta a las encuestas que apuntaban a un triunfo del PP por 14 puntos de ventaja. "Nos faltó un debate o una semana de campaña o un telediario para darle la vuelta. Nos quedamos a 300.000 votos", rememoró.
Entonces los sondeos otorgaban al PP de José María Aznar algo más del 42% de voto en las semanas previas a las elecciones generales de 1996, con lo que rozaba la mayoría absoluta (176 diputados), y al PSOE de Felipe González, el 33% con 120 escaños. Al final, en las urnas, el PP solo aventajó al PSOE por menos de 300.000 votos y un 1,16% de diferencia porcentual. En escaños, el PP obtuvo 156 y el PSOE, 141.
Lo dijo el expresidente dirigiéndose a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, como representante de los veteranos del partido que compartieron con Rubalcaba los años de liderazgo de Felipe González, que con Zapatero vieron declinar sus carreras y que ahora se ponen al servicio del candidato en el peor momento del PSOE.
Con el expresidente del Gobierno como protagonista inesperado de la apertura de la convención el equipo de Rubalcaba logró diluir la sensación de bicefalia entre el candidato y el aún secretario general. "Alfredo es lo mejor que puede ocurrir para este país y para la construcción del socialismo democrático europeo", dijo González, dejando la idea de que, en este momento, el único líder del partido es el candidato, aunque carezca de cargo orgánico.
El ex presidente del Gobierno pidió la "movilización inmediata de la maquinaria del partido" de cara al 20-N y que se pase "a la ofensiva, no a la defensiva". Su tesis es que por más que se hable de recortes de los gobiernos de Zapatero, el balance global de sus siete años de mandato es mejor en prestaciones sociales que el de los ocho años de gobierno del PP.
A diferencia de Zapatero, todavía presidente, González puede permitirse hablar con libertad. Y por eso no se cortó a la hora de lanzar críticas a la canciller alemana Angela Merkel, con mención expresa incluida -"mejor una Alemania europea que una Europa alemana"-, a las agencias de calificación que, por ejemplo, no vieron venir la crisis, y a los mercados, a los que comparó con un "casino". Hasta se permitió ironías y bromas políticamente incorrectas con el tabaco, del que se declaró adicto, y con "las pastillas para ponerse contento".
Y, sobre todo, habló de Europa, de la posibilidad de salir de la crisis con propuestas socialdemócratas, de medidas como la aprobación de los eurobonos y de las ayudas a Grecia que, en algunos casos, suponen preguntar a sus dirigentes y ciudadanos "a qué hora del amanecer quieren que les peguen un tiro".
Respecto a la política española solo hizo alguna mención crítica a los recortes de educación y sanidad, pero sin hablar tampoco expresamente del PP: "A quien toque la educación y la sanidad hay que sacarlo por la ventana".
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