"Estamos destrozados"
Una consultora catalana y un ingeniero sevillano, entre las 228 personas a bordo del vuelo de Air France Río-París desaparecido en el Atlántico
Una consultora catalana que volvía de su viaje de novios a Brasil y un ingeniero sevillano empleado en el sector petrolífero en desplazamiento de trabajo son los dos españoles que viajaban a bordo del vuelo AF-447, en paradero desconocido después de partir la pasada madrugada de Río de Janeiro con destino a París y con 228 personas a bordo.
Anna Negra, de 28 años vivía desde hace dos años y medio en Dubai, informa Josep Garriga. Allí residía con su pareja, Javier Álvarez, con quien se casó el pasado 6 de mayo. Anna es familiar de la saga Raventós que levantó el negocio del cava en la comarca del Penedés. En las cavas familiares fue donde la pareja celebró el enlace antes de viajar a Brasil para disfrutar de un viaje de novios de tres semanas, según amigos y familiares. Los recién casados se despidieron en el aeropuerto de Río de Janeiro, donde cada uno tomó un vuelo distinto. Él debía regresar a Dubai a trabajar. Ella tenía unos días más de vacaciones y había decidido disfrutarlos con su familia en Cataluña, adonde tenía previsto llegar tras hacer escala en París.
La trágica noticia corrió entre la colonia española en Dubai y los amigos del matrimonio se movilizaron para acompañar a Javier Álvarez. Querían ser los primeros en darle la noticia y dos de ellos se trasladaron al aeropuerto del emirato para esperarle. Su llegada estaba prevista para las 11 de la noche hora local (dos menos en la España peninsular).
"Estamos destrozados"
La familia de Andrés Suárez Montes, por su parte, se reunió en Sevilla, conmocionada, informa Ángeles Lucas. "Es un chico inteligente al máximo, trabajador. Terminó la carrera de ingeniero un año antes de lo que corresponde e hizo un master en Suiza", cuenta su tía entre lágrimas acompañada por la madre y el hermano de Andrés. "Estamos todos juntos, así al menos nos acompañamos", dice la tía.
Andrés tenía 38 años, estaba casado, sin hijos, y vivía en Caracas con su esposa, venezolana. Cogió el avión para ir a vivir a París. "La compañía petrolífera le destinó a Francia para que trabajara en Europa. Iba a estar más cerca de casa", comentó su tía entre la desesperación y el abatimiento. Sus familiares siguen en contacto con el Ministerio de Exteriores para que les sigan infornando de las novedades en la búsqueda. "Tenemos la esperanza de que el barco les localice, o saber algo, estamos destrozados".
El Ministerio de Exteriores confirmó ayer por la tarde a EL PAÍS que dos ciudadanos españoles viajaban en el avión. Fuentes diplomáticas explicaron poco más tarde que la compañía Air France se puso en contacto con una familia española residente en Río para comunicarle que uno de sus familiares viajaba en el avión, informa Miguel González.
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