Espionaje fallido a Zapatero en Caracas
Agentes de Moncloa hallaron un micro en una reunión con opositores a Chávez
Los servicios de seguridad españoles abortaron un intento de espionaje al presidente del Gobierno durante una visita oficial a Venezuela en 2005, según confirmaron fuentes oficiales. Horas antes de la reunión que José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo con la oposición al presidente Hugo Chávez, agentes del palacio de la Moncloa descubrieron un micrófono oculto en la sala del Hotel Meliá Caracas. En ese lugar el presidente español se reunió a puerta cerrada con los dirigentes de los principales partidos opositores a Chávez.
Un oficial venezolano rechazó cualquier relación con el incidente
El responsable de la seguridad venezolana asignado a la comitiva española, un comandante, negó cualquier relación con los hechos. Pero todas las sospechas recaen sobre los servicios de espionaje de Hugo Chávez: conocían los detalles, horarios y escenarios de la visita de la delegación española.
Una fuente oficial admitió el episodio del micrófono, y señaló que no se adoptó ninguna medida de carácter diplomático.
A primera hora de la mañana del 30 de marzo de 2005, el equipo de seguridad del palacio de la Moncloa que acompaña al presidente Rodríguez Zapatero en todos sus viajes al exterior revisó el salón del hotel Meliá Caracas, en el barrio Sabana Grande, donde la delegación española había concertado un encuentro con los responsables de los principales partidos de la oposición a Hugo Chávez. El rastreo visual y con aparatos electrónicos se hizo con suficiente tiempo y minuciosidad, porque la delegación española se alojaba en este hotel desde su llegada al país.
En el centro del salón, situado en la primera planta del hotel, se había dispuesto una mesa en forma de U y cubierta con un largo mantel que colgaba por delante y por detrás hasta el suelo. Sobre la mesa los nombres de las autoridades españolas y de los políticos invitados a la reunión con dos semanas de antelación. Todo parecía en orden hasta que los agentes españoles miraron bajo la mesa y descubrieron un micrófono oculto, colocado estratégicamente y dispuesto para recoger desde el exterior el contenido del encuentro que minutos después iban a mantener el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, con nueve de los dirigentes opositores al régimen de Hugo Chávez.
El micrófono se mostró al oficial venezolano encargado de la seguridad de la comitiva española y éste aseguró que desconocía lo ocurrido, según señalan las fuentes informantes. Los cuatro anillos de seguridad que rodearon a la comitiva española durante su viaje a Venezuela fueron la Policía Metropolitana, la Guardia Nacional, la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip) y la Dirección de Inteligencia Militar. Las sospechas recayeron sobre estos dos últimos, ambos dedicados a tareas de espionaje y con acceso a los escenarios que visitó la representación española.
La Disip fue creada en 1969 por el entonces presidente Rafael Caldera. Es el organismo policial encargado de garantizar la seguridad de los jefes de Estado, presidentes de Gobierno y delegaciones extranjeras que visitan Venezuela. La oposición a Chávez califica a este cuerpo de "policía política".
Según señala una fuente oficial "tras la desconexión" del aparato los agentes españoles revisaron de nuevo el salón. Cuando se comprobó que estaba "limpio" se celebró la reunión en el mismo lugar. Ninguno de los nueve políticos venezolanos convocados tuvo conocimiento de lo ocurrido. "Un hallazgo tan comprometido como éste se maneja con extraordinaria discreción", señala una fuente diplomática. Tanta discreción que hasta Raúl Morodo, ex embajador de España en Venezuela, asegura desconocer los hechos.
Zapatero, Moratinos y Morodo presidieron el encuentro al que asistió la flor y nata de la oposición al régimen de Chávez. Allí estaban Julio Borges y Ramón José Medina, del partido Primero Justicia; y César Pérez de Copei, Rafael Simón Jiménez y Timoteo Zambrano, del partido Polo Democrático; Leopoldo Puchi y Felipe Mújica, del MAS; y Jorge Sucre y Vestalia de Araujo, por Proyecto Venezuela. Los dirigentes de Acción Democrática no acudieron porque habían pedido un encuentro a solas con Zapatero y la agenda no lo permitía, según explicó Morodo. La venta de material militar fue uno de los temas de la reunión.
Los miembros de la oposición venezolana coincidieron en criticar "el asalto" a las instituciones por parte de Chávez, el excesivo control del Estado sobre la sociedad civil, las amenazas a la libertad de expresión y pidieron apoyo para lograr una amnistía previa a las elecciones presidenciales de 2006. La reunión duró más de una hora y Zapatero se comprometió a tender puentes entre oposición y Gobierno. El presidente ofreció la sede de la Embajada española en Caracas como la "casa de la democracia". Ninguno de los asistentes hizo declaraciones.
¿Se vigila y espía a los miembros de la oposición a Chávez? Varios de los asistentes al encuentro con Zapatero cuentan ahora experiencias y sensaciones similares. El más rotundo es Julio Borges, de 37 años, presidente del partido Primero Justicia. "No sólo se espía a la oposición sino al propio Gobierno, es como un espejo sobre otro espejo. Incluso se cuenta con la ayuda de los servicios de inteligencia cubanos que también trabajan en Venezuela. Con el Gobierno de Fidel Castro no sólo hay programas sociales y educativos, también los hay de inteligencia. Le aseguro que está conversación telefónica que mantenemos usted y yo está siendo grabada. En programas de las televisiones públicas se emiten conversaciones privadas grabadas sin autorización judicial para desenmascarar a supuestos traidores. Quieren extender el miedo".
Julio Borges asegura que en su última gira electoral por distintos pueblos y ciudades del país observaba a los agentes de la Disip "grabando y filmando" sus movimientos. "Es una policía política. No tienen pudor alguno".
Una sociedad bajo vigilancia
Timoteo Zambrano, de 52 años, ex representante de Polo Democrático y hoy en el partido Un Nuevo Tiempo, asegura que la sociedad civil en Venezuela está bajo vigilancia. "Recomiendo a los embajadores que no hablen por teléfono porque estoy convencido de que los tienen intervenidos. Aquí se interviene el teléfono de mucha gente pese a que la ley lo prohíbe expresamente. Hay listas negras y los equipos de seguridad de la Disip u otros cuerpos que protegen las embajadas están para controlar el flujo de entradas y salidas. Yo me he negado a responder a las preguntas que me hacen cuando acudes a visitar a un embajador. Me ha sucedido en un par de ocasiones".Zambrano señala que parlamentarios oficialistas presentan conversaciones telefónicas de sus enemigos políticos "para amedrentar a la gente". Cuando se le recuerda que los afectados en la violación de su intimidad pueden acudir a los tribunales, el opositor venezolano responde: "Aquí los jueces están en manos del Gobierno. Cualquier denuncia es inútil". El programa de televisión La Hojilla que emite un canal gubernamental difundió una conversación privada entre Carlos Granier, hermano del dueño de la televisión privada RCTV, y su madre. Granier contaba que había estado "quemando calles" en alusión a la jornada de protesta que provocó el cierre de esta emisora por el Gobierno de Chávez.César Pérez Vivas, de 50 años, ex secretario de Copei, opina que al Gobierno de Chávez no le "agradan" los encuentros de la oposición con dirigentes de otros países como Michelle Bachellet, Ricardo Lagos, Zapatero y otros dirigentes internacionales que han visitado Caracas. Durante el encuentro con el presidente español los representantes de la oposición venezolana criticaron la compra de armamento militar que días antes había negociado el ministro José Bono con Hugo Chávez y expusieron un alud de críticas contra el chavismo.Jorge Sucre, de 62 años, hoy independiente, expuso las restricciones a la democracia. "Le retraté el drama que vive la sociedad venezolana y cómo los poderes públicos dependen del presidente de la República. Hablé del excesivo control sobre la sociedad".
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