El Ejecutivo trata de enviar un mensaje de confianza con las medidas aprobadas
Zapatero aceleró las propuestas tras otra semana financiera muy convulsa
El Consejo de Ministros aprobó ayer por decreto un paquete de medidas de reactivación de la economía y de reducción del déficit, así como un calendario para la reforma de las pensiones, con el objetivo de enviar un mensaje de aliento al empresariado y de confianza a los mercados financieros, tras una nueva semana de intensa convulsión por el aumento espectacular de la prima de riesgo, la caída de la renta variable y los rumores de un rescate de España. La vicepresidenta segunda, Elena Salgado, reconoció ayer el mensaje de "confianza" que pretendía enviar el Gobierno a los mercados, refiriéndose a la fijación del 28 de enero como fecha para aprobar la reforma de las pensiones.
El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró, tras el Consejo de Ministros, que las medidas que adoptó el Gobierno estaban pensadas hace tiempo y que no eran fruto de la improvisación. Lo hizo con cierto malestar y escepticismo a que se aceptase ese argumento.
La reunión con los empresarios en La Moncloa aceleró los nuevos planes
Desde septiembre, José Luis Rodríguez Zapatero había pensado en un nuevo paquete de medidas. Algunas de las planteadas para aumentar los ingresos del Estado, aprobadas ayer, ya estaban siendo barajadas desde hace tiempo por el Gobierno. Por ejemplo, la privatización parcial de AENA la anunció hace cinco meses el ministro de Fomento, José Blanco, y hace unas semanas también barajó la privatización de una parte de las Loterías del Estado.
Pero la primera expresión pública de las medidas que ayer fueron aprobadas por decreto tuvo como escenario la reunión del sábado en La Moncloa entre el presidente del Gobierno y representantes de las 37 empresas más importantes del país. Algunos plantearon a Zapatero la necesidad de poner en marcha estímulos para la inversión, claves para la reactivación de las pymes, y el presidente se comprometió a ello. A partir de ese encuentro, Zapatero convocó a dos de sus vicepresidentes, Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Salgado, que habían asistido a la reunión con los empresarios; al jefe de la Oficina Económica de La Moncloa, Javier Vallés, y a su jefe de Gabinete, Enrique Serrano, para formalizar las medidas de incentivación. De ahí surgió la decisión de rebajar el impuesto de sociedades, permitir a las empresas amortizar sus inversiones con libertad y agilizar los trámites para crear empresas, que ya estaba previsto en la Ley de Economía Sostenible.
Mientras la cúpula del Gobierno preparaba discretamente estas medidas, se disparó la caída de la renta variable y aumentó la prima de riesgo, como consecuencia de un ataque de los mercados financieros al euro que alentó de nuevo los rumores de rescate de España. Esta situación decidió a Zapatero no esperar más y anunciar el mismo miércoles, aprovechando la sesión de control del Congreso, que el paquete de medidas se iba a aprobar ayer, viernes, por decreto. Las medidas no iban a ser solo de incentivación sino que iban a estar acompañas por otras de reducción del déficit, barajadas anteriormente, con el objetivo de amortiguar el ataque de los mercados.
Esta misma situación provocó que Zapatero decidiera no viajar el miércoles a Bolivia y a Argentina para participar en la Cumbre iberoamericana, como tenía previsto. Si la situación se agravaba, Zapatero iba a promover, con algunos mandatarios, una cumbre europea extraordinaria. Finalmente, no fue necesaria. Bastó con la intervención, el jueves, del presidente del Banco Central, Jean Claude Trichet, y la compra de deuda de España para rebajar la tensión financiera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.