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Análisis:ANÁLISIS | La lucha contra el terrorismo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Batasuna avanza más veloz que ETA

Luis R. Aizpeolea

El proceso terminal de ETA se acelera, pero el ritmo del avance hacia el final es distinto entre la izquierda abertzale y la banda. Los seguidores de Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria y Rafael Díez Usabiaga avanzan rápidamente en su compromiso con los medios pacíficos para alcanzar sus objetivos políticos, que iniciaron en noviembre con el Documento de Alsasua. Ayer, dieron un paso más en ese compromiso, en Gernika, al exigir a ETA no solo una tregua permanente y verificable, que ya se la reclamaron en marzo, a través de los mediadores internacionales.

Ayer exigieron a la banda terrorista una declaración de alto el fuego que sea "expresión de su voluntad para un abandono definitivo de las armas". Algo que todos los partidos democráticos y el Gobierno español venían pidiendo a la izquierda abertzale que se lo exigiera a ETA para hacer creíble su vocación de transitar por la vida política de modo irreversible.

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Y para escenificarlo lograron el apoyo público de todos los partidos nacionalistas del País Vasco -Eusko Alkartasuna, Aralar, Alternatiba-, con la única excepción del PNV, en una ciudad emblemática para los vascos, como Gernika, y bajo el no menos emblemático cuadro de Picasso.

Pero el ritmo que la izquierda abertzale está imprimiendo a los acontecimientos no está siendo secundado por ETA. Poco después del acto de Gernika, la banda terrorista respondía a la petición de la izquierda abertzale, a través de una entrevista en el diario Gara (próximo a esta formación) y su respuesta no estaba a la altura de la petición.

ETA repetía, por un lado, lo mismo que el pasado fin de semana respondió a los mediadores internacionales que en marzo le habían reclamado un alto el fuego permanente y verificable. Que estaba dispuesta a estudiar su propuesta.

Pero en la entrevista de Gara, ETA pone condiciones. Dice que para que se consolide un alto el fuego permanente y avance hacia el cese definitivo de las armas debe abrirse una negociación entre los partidos. Dice textualmente: "Hay que activar y articular el proceso de diálogo. Se deben fijar los objetivos del diálogo, el método, la constitución de la mesa del diálogo, las reglas de juego y la temática. ¿Cómo se hace? Eso corresponde a los agentes políticos y sociales vascos".

Es verdad que, en la entrevista de Gara, ETA delega en los políticos la constitución de una mesa de partidos para "resolver el conflicto" y, con ese argumento dice que no "pretende tutelar" el proceso. Parece querer corregir el comunicado que emitió el pasado fin de semana, de respuesta a los mediadores internacionales, en el que dio a entender que quería tutelar el nuevo proceso, lo que provocó el malestar en la izquierda abertzale.

Pero al proponer la creación de una mesa de partidos para "resolver el conflicto" regresa al fallido proceso de final dialogado del terrorismo de hace cuatro años. Y todos los partidos vascos, así como los Gobiernos español y vasco ya han dicho que ese proceso es irrepetible y que no se dan las condiciones ni la opinión pública lo soportaría.

Hoy, los "agentes políticos" a los que se refiere ETA -los partidos y los Gobiernos español y vasco- rechazan que ETA imponga condiciones para un alto el fuego. Se lo exigen de manera definitiva y unilateral, esto es, incondicional. La propia izquierda abertzale, ayer, también se lo pedía, por vez primera de modo claro, probablemente acuciada por su interés en estar presente en las próximas elecciones. Pero ETA sigue sin estar a la altura de las reclamaciones de su antiguo brazo político.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.GORKA LEJARCEGI

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