El intermediario Mario Conde
El ex banquero media a favor de su antiguo amigo y colaborador Pedro Pueyo
El pasado mes de noviembre, Juan José Hidalgo recibía en su despacho a Mario Conde. La aparición del ex banquero en las oficinas del grupo Globalia, que preside el empresario salmantino, supuso una sorpresa. Hasta que se desveló el misterio. Conde estaba allí para intermediar en el conflicto que el grupo turístico arrastra desde hace más de un año por los arrendamientos de 10 hoteles Oasis en Cancún (México) con Pedro Pueyo, al que se consideró testaferro del ex presidente de Banesto en una de las operaciones que precisamente le llevaron a la cárcel. Oasis, compartida entre Pueyo y Banesto, fue utilizada para encubrir la debilidad de recursos de la entidad y aparcar autocartera, según el Banco de España.
Este no es el único pleito que tiene Pueyo en España ni el único en el que Conde actúa como mediador. El objetivo de Conde, que en su día negó cualquier relación con el inversor balear (y viceversa), consistía en sentar las bases para un acuerdo entre las partes "de buena fe", según explicó él mismo. En ese pacto se acordaría un nuevo contrato y la anulación de todos los procedimientos judiciales abiertos.
Las negociaciones, que también se celebraron en el hotel Eurobuilding de Madrid, se han desarrollado durante dos meses y no han llegado al destino que pretendía Conde al considerar Globalia que las condiciones ofrecidas eran desfavorables a sus intereses. Entre otras cosas, proponía reducir la explotación de los hoteles a un año, cuando el contrato inicial contemplaba hasta 2017; imponer un contrato de gestión hotelera en lugar de arrendamiento, lo que quita derechos; y el pago por adelantado de la renta (en torno al 40% del precio anterior) y la entrega de un aval por importe de 35 millones. Al margen quedaban las reclamaciones de nueve millones de bonificaciones hechas por Globalía. Así las cosas, el posible pacto, pese a tan insigne mediador, parece remoto.
El asunto se remonta a noviembre de 2006, cuando Hidalgo firma una carta de intenciones con Pueyo para alquilar los citados 10 hoteles de su propiedad en el destino turístico mexicano. Posteriormente, esa carta se formaliza en contratos con diferentes empresas con intereses cruzados y que separa el arrendamiento del uso de la marca. El balear, que fijó su residencia fuera de España en 1994 tras el escándalo Banesto, desarrolla sus negocios a través de un complejo entramado de empresas con diferentes domicilios fiscales, en las que normalmente aparecen testaferros. La urdimbre recuerda a la que Conde y él ingenieron para la denominada trama Kerino por la que Oasis se hizo con el 1,5% de Banesto en 1990 y que luego recompraría el banco en 1992 ingresando Pueyo 7.553 millones de pesetas.
En el lío con Globalia aparecen dos sociedades de este grupo (una de ellas vendida por el propio Pueyo con domicilio en Luxemburgo) y 20 de Pueyo. Todo va bien hasta que, en 2009, la gripe A desbarata las expectativas de Globalia (obliga a cerrar nueve de los 10 establecimientos durante un mes), lo que le hace apelar a una cláusula del contrato en la que se asegura que si se produce una merma por causa de fuerza mayor (catástrofe natural, epidemia...) el alquiler no podría ser el mismo.
Surge el conflicto. Globalia insiste en su derecho a reducir la renta deja de entregar pagarés. Se producen demandas y contrademandas. Pueyo utiliza su entramado de empresas para plantear conflictos jurídicos en diversas partes del mundo, aprovechando la variada domiciliación de sus compañías.
Al tiempo, el 5 de agosto, Pueyo solicita medidas cautelares en Atlanta (Georgia, EE UU) para que no puedan usar la marca Oasis en EE UU, Canadá y Europa, en base a contratos entre empresas del entramado, a lo que el juez accede bajo una fianza de 50.000 dólares y sin escuchar a la otra parte. El juez mantiene su decisión pese al recurso en el que aporta documentos demostrando cambios en la propiedad de los hoteles días antes de los acuerdos de noviembre de 2006.
La oportunidad de Juan Rosell
Las circunstancias han colocado a Juan Rosell al frente de la CEOE en un momento trascendental para el país. Su incorporación a las negociaciones con sindicatos y Gobierno, se ha convertido en la gran oportunidad para demostrar que está dispuesto a dar un giro radical a la actuación de la patronal de los últimos tiempos tras más de un año de desencuentros con su predecesor, Gerardo Díaz Ferrán. Se trata de sumar apoyos para alcanzar un gran pacto de Estado y construir un nuevo modelo de país y Rosell aceptó con buen talante los planteamientos que le hicieron el martes los secretarios generales de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, en la primera reunión que tuvo con ellos, de ese gran pacto que vaya mucho más allá de la reforma de las pensiones y de los acuerdos de carácter bilateral como la Negociación Colectiva (NC). Que también. El mismo martes acudió a La Moncloa y ocupó sitio de honor junto a los principales empresarios y el viernes remató la jugada con la presencia como tercer intercolutor en el encuentro con sindicatos y el Gobierno, en el que, además del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, estuvo el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, que acudió por petición expresa de los sindicatos y se encargará de encauzar a los grupos parlamentarios hacia ese gran pacto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.