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Reportaje:

Mercadona: ahora le toca al campo

El grupo pide a sus proveedores un aprovisionamiento de productos estable en volumen y precios

En 2008, Mercadona puso en marcha una iniciativa que supuso un revulsivo en el sector de la gran distribución en el marco de su estrategia de ofrecer la mejor relación calidad-precio a los consumidores. Esta medida se concretó fundamentalmente en la introducción de cambios en el sistema de envasado, transporte y logística para lograr una reducción de costes y lograr la máxima rentabilidad de los lineales con la rotación de los productos. En ese objetivo, el grupo llevó a cabo la supresión de las estanterías de 400 marcas de fabricantes y otras 400 de la marca propia del grupo y 200 de productos perecederos. Con esta medida, la empresa pasó a contar con un total de unas 8.000 referencias. De la facturación del grupo, aproximadamente el 38% corresponde a marcas propias bajo las enseñas Hacendado, Bosque Verde, Compty y Deliplus, y el 62%, a marcas de fabricante.

La empresa no quiere depender de la volatilidad de las materias primas

Inicialmente, esta mayor apuesta por marcas propias supuso las críticas de parte de los consumidores, lo que obligó a un cierto reajuste de la oferta de fabricante, política que se ha mantenido en función de la demanda. En total, más de 800 medidas para reducir costes y mantener los precios al consumidor.

El resultado de esta operación fue estimado por el grupo en un ahorro para los 4,4 millones de clientes de los supermercados de 1.500 millones de euros en 2009 y en 700 millones en 2010, sin que ello afectara a la facturación de la empresa, que siguió creciendo hasta alcanzar 15.442 millones en 2010, mientras sus beneficios ascendieron a 398 millones.

Hoy, con la crisis afectando a la demanda de bienes de gran consumo y la renuncia del grupo en la actualidad a la política de ofertas, Mercadona ha dado una nueva vuelta a la tuerca en su estrategia de asegurarse un ajuste en los costes. La vía elegida ha sido la propuesta a los interproveedores de la Estrategia Girasoles para que los mismos articulen las fórmulas que les aseguren el aprovisionamiento estable en volumen y precios de las materias primas en origen, a ser posible en España y, además, lo más cerca de sus centros de transformación.

Mercadona no es una ONG ni una hermanita de la caridad. No regala nada al productor en origen ni a la industria transformadora. Su estrategia para mantener la confianza del consumidor y seguir creciendo en volumen y beneficios se basa en lograr el máximo ajuste de costes, desde los lineales hasta el productor de las materias primas, pasando por los industriales.

"Nuestra política de precios bajos", señalan fuentes del grupo, "no puede tener una gran dependencia de las fuertes oscilaciones de los mercados, en unos casos, respondiendo a la realidad, pero, en otros, sin que haya razones objetivas para ello. Con esta iniciativa pretendemos que la política seguida con los proveedores de la industria alimentaria la trasladen igualmente a los productores en origen". Esta política, que ya se ha iniciado en el sector agrario, se va a trasladar también al sector de la pesca.

Precios altos y volatilidad de las cotizaciones han sido las dos notas que han caracterizado en los últimos años el comportamiento de las materias primas para la alimentación. Aunque hasta la fecha no se ha llegado a los niveles de la crisis alimentaria de 2008, las previsiones apuntan a que, en el futuro, se mantenga la tendencia alcista, fundamentalmente por el incremento de la demanda desde los países emergentes y el crecimiento escaso de la oferta por las limitaciones en las superficies de producción.

Ante las expectativas y los interrogantes que se abren para el sector de las materias primas en el futuro, un primer objetivo de este programa es evitar la actual volatilidad de los precios de las materias primas, en unos casos consecuencia de factores climatológicos, pero en otras ocasiones debido simplemente a movimientos especulativos en los que están al margen los productores. Desde este planteamiento, se propugna que los interproveedores desarrollen una política de contratos con agricultores y ganaderos que ofrezca seguridad a ambas partes.

Un segundo objetivo de esta política a desarrollar por los interproveedores es promover en el propio sector agrario una mayor especialización en la producción. A partir de tener unas ventas aseguradas a unos precios bajo contrato y, en definitiva, una rentabilidad, se defiende la necesidad de que se produzca una mayor eficiencia en los costes en origen para trasladar los mismos al resto de la cadena.

Un tercer objetivo de esta estrategia es tratar de producir en España lo que demanda la industria transformadora y, en definitiva, los consumidores. Hay productos básicos para las industrias alimentarias cuya calidad no es la que se necesita y, como secuencia de ello, son necesarias las importaciones. Con este plan se quiere cubrir ese vacío y cultivar también en territorio nacional productos demandados por los consumidores que hoy no se cultivan en España. En este escenario se han promovido ya nuevas producciones de cultivos tropicales o productos hortícolas.

Finalmente, con el mismo objetivo de reducir costes de transporte el plan pretende que los aprovisionamientos de materias primas en origen se produzca lo más cerca posible de las industrias transformadoras desde la perspectiva de que un kilómetro de camión supone 1,2 euros de coste añadido.

Centro logístico de Mercadona en el polígono industrial La Sendilla, en las afueras de Madrid.
Centro logístico de Mercadona en el polígono industrial La Sendilla, en las afueras de Madrid.LUIS SEVILLANO

Del trigo al pan

Mercadona dispone en la actualidad de más de un centenar de interproveedores. En unos casos, se trata de grandes grupos que ya eran fuertes antes de entrar en la órbita del grupo de distribución y que mantienen una elevada facturación en base a los más de 1.000 establecimientos de la cadena. En otros, la mayor parte, son empresas que han crecido a la sombra de las posibilidades de venta y también las dependencias y los riesgos que supone esta fuerte relación con un solo grupo.

Siro, en el sector de las galletas, pan y pastas, es una de esas empresas que se ha desarrollado y ha entrado incluso en otras actividades, pasando de las pastas a la bollería industrial y al pan de molde de la mano de sus ventas en Mercadona. Las exigencias de eficiencia productiva de la cadena, entre otras cosas, exigió al grupo modificaciones para uniformizar los envases y cambios en la logística para lograr meter el máximo volumen en el transporte.

En el marco de la Estrategia Girasoles, el grupo, con fuerte implantación en Castilla y León, ha puesto en marcha acuerdos con el sector agrario para la producción de trigos, con unas condiciones de calidad adecuadas a sus necesidades para la producción de pan, pastas o bollos. En la actualidad, esos trigos o harinas se importan. Para ello se han suscrito contratos con grupos como la cooperativa Acor, con excedentes de hectáreas dedicadas antes a la remolacha, para realizar pruebas para la obtención de ese tipo de trigo. Igualmente tiene un acuerdo con la sociedad Nutrigal, en Aragón. El objetivo es contratar la producción de miles de hectáreas de cereales de las variedades necesarias para la actividad del grupo.

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