Cataluña no se plantea fusiones de cajas
La Generalitat considera que las 10 entidades de ahorro gozan de buena salud
La pasada semana en Zaragoza, el presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, auguró un nuevo proceso de fusiones en el sector con una precisión muy a la gallega: "Cuando yo llegué a la CECA en los primeros noventa éramos 80 cajas; ahora somos 45 y ha sido para mejor". A buen entendedor...
La pregunta se centra ahora en dónde y cuándo va a empezar la fiesta. El mensaje de Quintás se reprodujo en todas las latitudes y comenzaron a realizarse las especulaciones consabidas en todas las comunidades en las que las fusiones parecen cantadas o al menos caben dentro de lo posible. Lo son desde hace años; pero, por una razón u otra, en gran medida por motivos políticos, siempre ha habido obstáculos.
En cualquier caso, todo el mundo ha vuelto a apuntar en la lista a Cataluña como la primera comunidad en abordar fusiones, tal vez porque cuenta con nada menos que 10 entidades de ahorro, la que más (o, como dice una fuente sectorial, "una, La Caixa, y nueve más"). En el sector, incluso, se ha llegado a indicar que el objetivo a largo plazo es reducir el número de cajas catalanas a tres o cuatro.
El asunto de posibles fusiones entre cajas catalanas aflora con frecuencia desde hace tiempo. Sin embargo, el Gobierno de la Generalitat no está muy por la labor. "Ni lo estamos planteando ni pensamos hacerlo", aseguró así de tajante a este periódico una fuente autorizada del Ejecutivo que preside José Montilla. "Tampoco nos lo ha propuesto ninguna caja", añadió. Fuentes de las entidades, por su parte, coinciden en que nadie del Gobierno les ha planteado esa posibilidad.
Es decir, las cosas podrán cambiar; pero, de momento, en Cataluña no. El actual panorama del sector en Cataluña presenta a La Caixa de Pensions como muy destacada, con casi 265.000 millones de euros de activos, según datos del primer semestre. En segundo lugar, aunque lejos, aparece La Caixa de Catalunya, que preside Narcís Serra, con 65.500 millones. El resto forman un pelotón encabezado por Penedés (21.400 millones) y formado por Sabadell (12.700), Terrassa (11.500), Tarragona (9.800), Laietana (9.100), Girona (7.700), Manresa (6.000) y Manlleu (2.700). La suma de todas alcanza 146.000 millones, es decir, algo más de la mitad de los activos de la caja que preside Isidro Fainé.
La Generalitat cree que las 10 gozan de buena salud, tienen su territorio y no necesitan fusiones. "Las especulaciones pueden ser lógicas porque en Cataluña hay muchas cajas, pero todas tienen muy buena aceptación y no presentan problemas de gravedad", según las fuentes oficiales. "El intervencionismo estará muy de moda en Estados Unidos, pero no queremos practicarlo aquí", añadieron. La prioridad radica en que las entidades estén saneadas, controlando la tasa de morosidad y asegurando la clientela. Son tareas que supervisa el Banco de España y de las que los Gobiernos autónomos tienen información.
Por tanto, habrá que buscar por otros pagos. El rumoroso ruido de fusiones es extensible a otras comunidades multiprovinciales. En el País Vasco renace el intento de integrar a las tres (BBK, Kutxa y Vital), que había potenciado Xabier de Irala desde la BBK. No obstante, el interés de la caja alavesa, que en el primer intento de hace dos años era muy fuerte, se ha enfriado.
En el frente andaluz, donde acaba de cerrarse de forma definitiva la fusión de El Monte y San Fernando en Caja Sol, quedan otras cuatro cajas en torno a las cuales ha vuelto a hablarse, aunque todavía no muy intensamente, de la gran caja andaluza, viejo sueño de Manuel Chaves.
El camino, si se emprende, será desde luego muy largo. Habrá que contar siempre con lo que diga y disponga el Banco de España y el Gobierno. Pero la verdad es que las cajas de ahorros se están viendo afectadas, probablemente más que los bancos, por el huracán financiero originado en Estados Unidos. Todos los expertos aseguran que las entidades españolas tienen una base muy sólida para aguantar muchos embates gracias al proceso de saneamiento y dotación de provisiones a que obligó el Banco de España. Sin embargo, el temor es que las dificultades asomen de un momento a otro por las necesidades de refinanciación de la deuda en el exterior como consecuencia de la alegría en la concesión de créditos y la previsible escalada de fallidos.
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