Un pesquero español escapa de un intento de secuestro por piratas somalíes
La embarcación Felipe Ruano ha sido objeto de dos asaltos a 500 millas de Puntlandia
El pesquero español Felipe Ruano ha sido objeto de un ataque por parte de embarcaciones piratas a 500 millas de Puntlandia, Somalia. Los asaltantes han intentado abordar el barco español en dos ocasiones con lanchas rápidas pero no han tenido éxito, gracias a las maniobras de la tripulación del Felipe Ruano.
El avión español de patrulla marítima P3-Orión, con base en Yibuti, ha sido enviado en misión de defensa pero los piratas ya habían conseguido huir. Este avión militar ha conseguido frustrar asaltos de ese tipo efectuando varios vuelos rasantes sobre los bandidos y lanzándoles botes de humo.
España contribuye a la célula de la Unión Europea para luchar contra la piratería en aguas del Índico. La implicación española incluye este avión de defensa con un contingente de 90 militares y además la dirección de la célula, de la mano del capitán de navío español, Andrés Breijo. El operativo europeo depende directamente del responsable de Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, el español Javier Solana.
El Felipe Ruano pertenece a Pesquera Vasco Montañesa, S. A. (Pevasa), una empresa con sede en Bermeo y que cuenta con otros cuatro atuneros congeladores, entre ellos el Playa de Bakio, que fue capturado el pasado mes de abril mientras faenaba en las costas de Somalia, y el atunero vasco Playa de Anzoras, que logró zafarse de un ataque pirata el pasado septiembre. La empresa Pevasa se dedica a la construcción y explotación de buques, así como a la compraventa de pescados y suministros de atuneros congeladores.
La complicada situación de las aguas somalíes ha quedado de manifiesto en varias ocasiones en los últimos meses. Además del caso del Playa de Bakio, otro secuestro importante fue el del barco saudí Sirius Star, propiedad de Saudi Aramco. El superpetrolero saudí cargado con dos millones de barriles de petróleo y 25 tripulantes a bordo fue secuestrado el pasado noviembre.
La piratería se ha convertido en el negocio más próspero de Somalia, un Estado fallido en el que grupos islamistas radicales disputan el poder a un Gobierno respaldado por la vecina Etiopía, que ha desplegado miles de soldados, y Occidente. El auge de estos asaltos en el Índico crea importantes daños colaterales, como subir las primas de las aseguradoras, los costes del transporte y el precio del petróleo.
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