Piedras, silbidos y el descenso
El Betis baja a Segunda, su afición reacciona con violencia y el Valladolid se salva
Volaron piedras, se lanzaron bengalas y se derribaron las vallas que conformaban el cordón policial. Los servicios médicos atendían a varios heridos. Todo eso sucedía fuera del Ruiz de Lopera, mientras los agentes antidisturbios descargaban pelotas de goma contra algunos aficionados. Otros optaron por una menos violenta, sentados en la carretera y profiriendo gritos contra los dirigentes de la entidad verdiblanca. Para evitar mayores incidentes, el club decidió cerrar las puertas del estadio. Y es que diez minutos antes, dentro de ese estadio, el Betis había empatado ante el Valladolid . De nada valía ese punto. El Racing y el Getafe habían firmado tablas, Osasuna había derrotado al Madrid y el Sporting había hecho lo propio con el Recre. El Betis firmaba su sentencia. Volvía a ser equipo de Segunda ocho años después. Ni el cambio de cromos en el banquillo, de Chaparro a Nogués, tuvo el efecto esperado.
BETIS 1 - VALLADOLID 1
Real Betis:Ricardo; Nelson, Juanito, Rivas, Fernando Vega; Rivera, Capi (Pavone, m.74); Edu, Sergio García (Emaná, m.70), Mark González (Juanma, m.85), y Oliveira.
Real Valladolid: Asenjo; Marcos, Baraja, García Calvo (Iñaki Bea, m.48), Oscar Sánchez; Alvaro Rubio; Borja; Pedro León (Aguirre, m.17), Víctor, Sesma (Cannobio, m.65), y Goitom.
Goles: 0-1. m.47+ Aguirre. 1-1: m.49, Oliveira.
Ábitro: Alfonso Pérez Burrull (c. cántabro). Mostró tarjeta amarilla a Iñaki Bea (m.63), Borja (m.83), Canobbio (m.85), Marcos (m.88).
Incidencias: Partido disputado en el estadio Manuel Ruiz de Lopera ante unos 50.000 espectadores, de ellos un millar de seguidores vallisoletanos. Terreno de juego en buenas condiciones en tarde casi veraniega. Al final, cánticos de "Lopera vete ya".
La lluvia de almohadillas que cayó sobre el palco del Betis; los aplausos del Ruiz de Lopera a los 800 aficionados del Valladolid que estaban en el estadio; y los silbidos dirigidos a sus jugadores. Todas y cada una de estas imágenes reflejaron ayer la tensión que ha vivido el conjunto andaluz esta temporada. Sólo había ganado cuatro partidos como local. Ayer, cuando más necesitaba una victoria, el gol de Oliveira significó sólo el empate.
De nuevo, un año más, como ha sucedido en otros tantos, como sucedió hace dos cursos en Santander, el Betis llegaba a la última jornada del campeonato liguero con su vida pendiente de un hilo. Una consecuencia del peligroso coqueteo que el cuadro verdiblanco ha mantenido con el descenso durante esta temporada. Al contrario que el Valladolid, que ha disfrutado de una existencia más plácida. Pero que ayer, cosas del fútbol, se vio luchando por mantenerse en la máxima categoría.
Era el único encuentro de ayer en el que ambos contendientes se jugaban algo. El Betis y el Valladolid dependían de sí mismos para escapar del descenso y seguir un año más en Primera División. De ahí que los aficionados tuvieran una oreja en el transistor y un ojo sobre el terreno de juego. Y las manos en la cabeza tras el gol de Aguirre en la única ocasión del conjunto de Mendilibar en el primer tiempo. Y los brazos en alto después del gol de Oliveira nada más regresar del vestuario. Los nervios cuando el poste escupía un disparo del brasileño. Y luego los silbidos con las noticias que llegaban de otros campos. Y las lágrimas al confirmarse el descenso, en contraste con la alegría del Valladolid, que lograba la permanencia.
El Betis trató ayer de hacer los deberes que no había hecho durante un curso que ha sido una montaña rusa. No fue capaz. De ahí la decepción de jugadores y aficionados. Por eso regresa a Segunda.
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