El Manchester impone su ley
Apagadas sus estrellas, el ritmo del conjunto de Ferguson supera a un Arsenal sin opciones
Apagadas todas sus estrellas, al Manchester le bastó con imponer su poderoso ritmo para dejar la eliminatoria encarrilada. Salvo un gran disparo al larguero, Cristiano Ronaldo pasó una noche muy discreta, desenfocado todo el encuentro. El Arsenal, sin embargo, fue una declaración continua de impotencia. No tuvo ni la fluidez ni la profundidad que se le supone. Condujo demasiado el balón y lo pasó poco. Sin dinamismo. Y el calvario lo sufrió más que nadie su capitán, Cesc Fàbregas, que jugó casi siempre de espaldas a la portería. Un error de Wenger que condenó a su equipo. El portero Almunia fue el mejor de los gunners.
Tévez galvanizó todo el ataque del Manchester en la primera parte, cuando pasó el rodillo con un 4-3-3 muy perfilado. El Apache impuso su intuición de pillo de barrio entre los dos centrales del Arsenal, Touré y Silvestre, casi unos aliados para el delantero argentino. A la intensidad máxima del United sólo respondió Almunia, que se movió con la agilidad de un felino. En un alarde de reflejos, detuvo hasta dos pelotazos a bocajarro, pero ya no pudo parar el tirazo cercano del ayer lateral derecho O'Shea, acompañado de dos atacantes más, a escasos metros de él. Almunia tenía motivos para asesinar a sus despistados defensas.
MANCHESTER 1 - ARSENAL 0
Manchester United: Van der Sar; O'Shea, Ferdinand (Evans, min.88), Vidic, Evra, Fletcher, Carrick, Anderson (Giggs, min.67), Cristiano Ronaldo, Tévez (Berbatov, min.67) y Rooney.
Arsenal: Almunia; Sagna, Toure, Silvestre, Gibbs, Diaby, Song, Walcott (Bendtner, min.71), Cesc Fábregas, Nasri y Adebayor (Da Silva, min.83).
Goles: 1 - 0, min. 17: O'Shea.
Árbitro: Claus Bo Larsen (DIN). Amonestó con tarjeta amarilla a Tévez (min.34) por el Manchester United.
Estadio: Old Trafford.
Cesc vivió una primera parte esquizofrénica. Wenger quería que se juntara a Adebayor, casi como segundo punta. Pero, como el balón no le llegaba ni en broma, el español bajó a recibirlo al centro del campo. Resultado: al intentar jugarlo, Adebayor era un lobo solitario entre la defensa del Manchester. El gesto de Wenger, con la mano derecha impulsándola hacia adelante, intentaba que su equipo avanzara las líneas. "Hay que ser audaz fuera de casa", había sugerido el francés. Y el Arsenal lo fue a la media hora, cuando, por fin, pudo sumar una de esas secuencias de toque que tanto le gustan a su técnico. Con escaso éxito, por la escasa participación tanto de Walcott como de Nasri, además de la poca fortuna en los controles de Adebayor. Por no hablar del larguirucho Diaby, un pez fuera del agua entre el juego de toque de los gunners. Lo mismo puede decirse de Song, un profesional en la pérdida del balón.
El Manchester bajó el pistón en el arranque del segundo tiempo, en parte lastrado por la espesura de Cristiano Ronaldo. Y el Arsenal fue conquistando un ritmo más pausado a partir del mayor protagonismo de Nasri. Walcott, en cambio, seguía sin dar señales de vida. Justo cuando más lo necesitaba el conjunto de Wenger, que pedía a gritos un poco de velocidad para cazar algún contragolpe. Ferguson advirtió que perdía el centro del campo y recurrió a Giggs, que cumplía su partido número 800 con el United. Wenger, por su parte, optó por Bendtner en busca de la profundidad que le faltaba. La clase del exterior izquierdo sí mejoró al United mientras el Arsenal siguió sin arrimarse a Van der Saar, que se pasó la noche a la bartola.
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