El Depor se engancha a Europa

Por motivos que se escapan a la lógica el Racing tiene en Riazor un feudo talismán. Cada vez que llega a este estadio convierte el partido en un suplicio para el Deportivo. Ayer parecía que de nuevo se iba a llevar los tres puntos, pero de manera inopinada el Deportivo se levantó para marcar cuatro goles en dieciocho minutos y entrar de nuevo en puestos europeos. Todo ello ocurrió en un partido vibrante, pleno de alternativas, de rudeza y delicia. Un regalo de principio a fin, desde que señaló el árbitro el inicio del partido y, entre el desinterés general, Jonathan Pereira se escabulló con la pelota hasta la frontal. Trenzó una pared con Zigic y superó a Aranzubía veintidós segundos después de sacar de centro.

El gol llevó el desasosiego al Deportivo, pero a la vez sirvió de espoleta para desterrar la modorra. Más que nada porque el partido derivó hacia la aspereza y finalmente hacia una entretenida liza. Fue a más el Deportivo porque así se lo demandaba el marcador, pero no, en principio, por fútbol. Cerca del área rival se volvió a enganchar a la clase de Lafita y Lassad, que jugó mermado y aún así mejoró cada balón que le llegó, pero le faltó claridad unos metros más atrás. Verdú apareció más de lo acostumbrado por posiciones rematadoras, pero apenas tuvo relevancia en la creación, labor acaparada con desigual éxito por Sergio, que tiró de galones para superar la prueba.

Tan exigüo despliegue le bastó al Depor para poner en apuros al Racing, más atento a defender con marrullerías que con talento o colocación. Así, un guerrillero como Juan Rodríguez, que estaba en su salsa con tanto roce, marcó dos veces. La primera no valió porque el árbitro omitió darle la ventaja tras una falta, la segunda sí: remató una combinación de lujo entre Lassad y Laure, dos jugadores que hace un año actuaban juntos en el filial de Segunda B.

Porque el Depor anda en apuros, asolado por las lesiones. Ayer perdió a Lopo, baluarte de la zaga, el futbolista más indiscutible para Lotina, pero fue justo tras su lesión cuando sus compañeros reaccionaron. Tuvieron que remontar porque Zigic había puesto de nuevo con ventaja al Racing tras otra conexión con el peleón Pereira y lo hicieron con el fútbol que les faltó de inicio, con cambios que mejoraron al equipo porque Riki, tantas veces reñido con el gol, supo aprovechar sendos regalos de Lassad y Valerón. Ganó el Deportivo por fe, también porque fue más efectivo y golpeó a un Racing que siempre, hasta el final, convirtió cada balón al área en un suplicio para la zaga local, pero que se fue de vacío tras marcar tres goles fuera de casa. Y eso tiene delito.