Casquero resuelve a su estilo
Un golazo del centrocampista acaba con un entusiasta Sporting
Casquero resolvió a su manera, o sea, con un golazo, el debate que le planteó el Sporting al Getafe en su regreso a Primera División. Diez años después, el público gijonés pudo comprobar que, en lo esencial, nada ha cambiado en la categoría. Normalmente, el que tiene más calidad, gana. Y, en caso de duda, siempre queda un latigazo de Casquero para resolver.
El Sporting tardó 14 minutos en aterrizar en Primera. Bastó que Albín se encontrara con una falta a un palmo de la línea frontal del área. A su lado estaba Casquero, pero la posición primaba la sutileza a la potencia. Así que lanzó Albín. No era imparable, ni mucho menos, pero Sergio se hizo un lío y encajó el primer gol de la temporada en El Molinón.
Hasta ese momento, todo fue una prolongación de la pasada temporada en el Sporting. Los mismos futbolistas, el mismo estilo de juego e idéntico empuje de una afición ansiosa por sentirse de Primera. Y casi le dio resultado, sobre todo en dos faltas que se tragó la defensa getafense, sin que Barral y Jorge lo supieran aprovechar.
Con el 0-1, los centrocampistas del Getafe impusieron su estilo. Balón al césped y transiciones rápidas hacia los dos puntas. Víctor Muñoz prefirió la movilidad de Albín y Manu a la pólvora de Uche y Soldado, sin duda menos dotados para el juego asociativo. Los rojiblancos, que habían salido desbocados, llegaban tarde a todos los balones. La presión, el desgaste, el esfuerzo, no bastaban.
Pero el Sporting ha viajado desde Segunda con un bagaje apreciable, que incluye no rendirse jamás, ni en las circunstancias más desfavorables. Cuando peor lo tenía, cuando más baja debían de tener su autoestima viendo a sus colegas manejar de aquella manera el balón, los gijoneses se las ingeniaron para empatar desde el coraje: un saque de banda largo, un par de rechaces y el chutazo cruzado de Diego Castro, inalcanzable para el Pato Abbondanzieri.
Víctor Muñoz apostó por lo bueno conocido de la pasada temporada, con la única novedad de Guerrón, que salió muy desfavorecido en la comparación. Sobre todo con Gavilán, que con su zurda desarmó una y otra vez a la defensa del Sporting. Tan grande fue su aportación ofensiva que nadie pudo entender la decisión de su técnico, cuando lo retrasó al lateral.
Daba igual porque el Getafe, en un segundo tiempo mucho más lineal, fue llevando el partido al lugar que le interesaba. Con el Sporting amansado, aunque fuera por agotamiento, aquello tenía que decidirse por cualquier detalle. Lo firmó Casquero con un remate marca de la casa, de esos que le han consagrado como un especialista en golazos en Primera División.
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