Héroes contra el fuego
Seis bomberos han muerto esta semana en dos incendios en Teruel y Tarragona
La noche del miércoles pasado, Ramón Conejero, de 47 años, bombero de la Diputación de Teruel, recordaba entre sus más íntimos el incendio que en 1994 arrasó 30.000 hectáreas en los bosques del Maestrazgo, entre Teruel y Castellón. "Era el incendio más importante de los últimos 30 años", explica Antonio Arrufat, presidente de la Diputación y amigo de Ramón y de su esposa, María José. "Explicaba que los incendios de esta semana tenían mucho peligro y le recordaban al de aquel año. Reconoció que le imponían mucho respeto".
Aquella fue la última noche de Ramón con sus seres queridos. Falleció el jueves, en las labores de extinción de un fuego colosal. Había iniciado su turno de servicio en uno de los puntos más calientes: el que arrasaba 993 hectáreas entre los municipios de Cedrillas y Corbalán. Conducía un camión autobomba por una pista forestal cuando cedió el terreno en una curva. Cayó a un barranco. Sólo se pudo rescatar su cuerpo entre un amasijo de hierros.
Padre de Inma, de 20 años, y de Ramón, de 15, el bombero fallecido tenía 20 años de experiencia en el cuerpo. Su familia regenta la céntrica carnicería Atilano, junto a la plaza del Torico, en la que Ramón atendía al público los fines de semana. María José y Ramón eran aficionados al arte en forma de esculturas forjadas. Varias de sus obras embellecen lugares públicos de la provincia. Una de ellas, en la rotonda de la N-211 en Montalbán, fue bautizada Bailando sobre carbón. Y se ha convertido en metáfora de la media docena de incendios que han hecho un infierno de la provincia y de otros puntos del mapa, como Horta de Sant Joan (Tarragona). Este último fuego ha afectado 2.000 hectáreas de vegetación y se ha cobrado cinco vidas.
Todos los testimonios de los que conocían a sus víctimas, coinciden en que eran perfecto ejemplo del espíritu de sacrificio. Sus vecinos les han honrado con entierros multitudinarios.
Jordi Moré, de 41 años, era, por pocos días, el bombero más veterano de los fallecidos. Empezó como auxiliar forestal voluntario en su pueblo natal, la Pobla de Segur, en el Pallars Jussà, comarca leridana en la que muchas familias tienen algún miembro en el cuerpo. Entró a trabajar como profesional en 1992 y sólo en 2008 ingresó en el Grupo de Apoyo de Actuaciones Forestales (GRAF). El alcalde de su pueblo, Lluís Bellera, explica que "era una excelente persona, volcada en su profesión". Moré deja mujer y a dos hijos gemelos.
También llevaba 17 años de servicio como bombero Jaume Arpa, de 44 años, ascendido el año pasado a cabo y vecino de Tremp. Empezó como bombero profesional en el parque de la Seu d'Urgell y formaba parte del GRAF desde 2007. El alcalde de su pueblo natal, Víctor Orrit, remarca el dolor que deja. Dentro de tres meses iba a ser padre.
La tercera víctima es Ramon Espinet, de 47 años. Empezó su carrera en 1996 en el parque de Igualada, aunque antes también había sido voluntario forestal. Vivía en Mollerussa, con su pareja y su hijo de 15 meses. Hacía dos años que formaba parte del GRAF, aunque había mostrado su deseo de dejar pronto este grupo de élite. Con un niño pequeño, era arriesgar demasiado. No se equivocaba. Carme Tàpies, alcaldesa de su pueblo, Palau de Anglesola (Lleida), destaca "sus ganas de ayudar".
David Duaigües era el bombero más joven de los cinco fallecidos. Tenía sólo 29 años y hacía cuatro que era bombero en el parque de Ascó, aunque era natural de Almatret y vivía en Lleida con su pareja. Según el alcalde de su pueblo, Evarist Giralt, hacía poco que era miembro de los GRAF, pero amaba su profesión. "Su ilusión era ser bombero, era un profesional de pies a cabeza".
Pese a su juventud, 31 años, también era experto en luchar contra el fuego y en diseñar operaciones antiincendios Pau Costa, que, tras varios días de agonía, no logró superar las quemaduras de segundo y tercer grado sobre el 50% de su cuerpo. Era un enamorado del monte.
Con quemaduras en el 75% de su cuerpo sigue con vida Josep Pallàs, de 36 años y vecino de la Pobla de Segur. Como Moré, estaba destinado en el parque de Sort. Su pronóstico es grave.
Alerta máxima
España sigue en alerta máxima de peligro de incendios, según informó el Ministerio del Interior, que reclamó además la máxima colaboración ciudadana para intentar evitarlos, extremando la precaución. Ayer mismo se declararon nuevos incendios, como los del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) o en El Palmar (Tenerife). El primero fue extinguido a primera hora de la noche y el segundo estaba controlado a esa hora. Mientras, los servicios contra incendios estabilizaron los que permanecían activos en Cáceres, Aragón, Almería y la Comunidad Valenciana, en la que se han declarado 14 en cuatro días. Ayer, seguían activos nueve fuegos en toda España, que han quemado 16.800 hectáreas. Varios equipos seguían remojando la zona afectada por el fuego en Horta de Santa Joan (Tarragona).
41º en siete provincias
El calor, que tanto ha ayudado a los incendios forestales de esta semana, seguirá presente en buena parte de la Península y las islas. Según la predicción de la Agencia de Meteorología, lo peor se vivirá en Cádiz, Córdoba, Granada, Jaén, Sevilla, Toledo y en la isla de Gran Canaria, donde las temperaturas oscilarán entre los 39 y los 41 grados. España sigue en alerta máxima de peligro de incendios. Ayer se declararon nuevos fuegos, como los del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) o en El Palmar (Tenerife). El primero fue extinguido anoche y el segundo estaba controlado a esa hora. Mientras, se estabilizaron los que permanecían activos en Cáceres, Aragón, Almería y la Comunidad Valenciana, en la que se han declarado 14 en cuatro días. Al menos siete incendios seguían ayer activos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.