"¡Que nos quiten lo 'bailao'!"

Fueron la noticia del día. Coparon portadas de medios deportivos, diarios nacionales, radios, televisiones y webs. Hasta algunos de los principales medios internacionales, como la Gazzetta dello Sport, L'Équipe o la BBC, se hicieron eco de su histórica goleada (4-0) al Madrid. Y, sin embargo, Alcorcón, una ciudad-dormitorio de 168.000 habitantes al sur de Madrid, celebró su gesta con modestia.

"Es una cosa bastante importante, porque al Madrid no se le gana con facilidad", explicó el entrenador, Juan Antonio Anquela, "pero el resultado es muy corto". Esa es una de las constantes de la plantilla: pese a la paliza, siguen dando como favorito al Madrid para pasar la eliminatoria. Eso sí, la alegría del partido de ida será recordada mucho tiempo. El más explícito fue el presidente de la Agrupación Deportiva Alcorcón, Esteban Márquez: "¡Que nos quiten lo bailao! Seguro que cuando vayamos al Bernabéu nos meten una paliza como se la hemos metido nosotros".

Los jugadores cobran entre 6.000 y 36.000 euros. El presupuesto del club: 1,2 millones

"Alcorcón no es sólo una ciudad-dormitorio. Es algo más", explica Juan Manuel Piñal. Regenta el bar del club, a la sombra de la grada principal del Santo Domingo, y siempre ha estado vinculado al equipo, incluso como directivo. Hoy sigue siendo uno más dentro de la familia amarilla. "El club es, en cierta medida, un reflejo de la ciudad. Salen unos, entran otros. Es una evolución continua. Y, salvo raras excepciones, siempre hubo un espíritu de equipo muy grande. Algo tendrá".

Los clubes modestos tienen el peligro de enganchar. Buena fe de ello la puede dar el propio presidente. Esteban Márquez, promotor, llegó al Alcorcón a través de su hijo pequeño, que jugaba en las categorías inferiores. Una lesión lo apartó de seguir su carrera deportiva, pero no apartó al padre del equipo, que no pasaba por sus mejores momentos. "Esteban pensaba que no se podía acabar", dice Piñal. No sólo no acabó, sino que con él al frente la institución pasa por su mejor momento. Su promotora, Soncar, patrocina al equipo, tanto en la camiseta como en las gradas. Nicolás Rodríguez, director deportivo, pone esa publicidad como ejemplo de cohesión: "Ya nos pueden poner todo el dinero del mundo que no la cambiamos, es algo sagrado".

Bien sea por el espíritu de equipo, o por un gran trabajo de la directiva (o por ambas), el Alcorcón está de dulce. El año pasado se quedaron a las puertas del ascenso, pero fueron superados, en el último partido, por el Real Unión de Irún (equipo que apeó el año pasado al Madrid de la Copa). Su campaña no pasó en balde, y de aquella plantilla apenas quedaron cuatro jugadores. Dos equipos de Segunda, como el Huesca y el Rayo, echaron sus redes en Santo Domingo. Se tuvo que rehacer la plantilla al completo. De los 11 jugadores que comenzaron el martes el partido ocho habían sido contratados en verano (en el Madrid, por ejemplo, eran cuatro los nuevos). Todos con sueldos de mileuristas. "El que más cobra no lo sé con exactitud, pero estará cerca de los 36.000 euros al año. El que menos, unos 6.000", reconoció el presidente. Unos sueldos acordes a la división y al presupuesto del equipo, que, con 900 socios, ronda los 1,2 millones de euros. "Aquí las primas son parrilladas con panceta, chuletitas... como haremos si eliminamos al Madrid", comenta Piñal, "esto ha sido un hito en la historia del club. Ahora España sabe dónde está Alcorcón".

Un hito celebrado, pero sin excesos. Poca fiesta tuvieron los jugadores, que ayer volvían a entrenarse con un único objetivo: el partido de Liga del fin de semana contra el Conquense, en casa. "Esta noche lo celebraremos porque mañana [por hoy] libramos. La Copa es un regalo. A ver si el 10 los eliminamos y lo celebramos a lo grande", asegura, con una sonrisa inagotable, el centrocampista Vara. "Esto de la Copa es muy espectacular", matiza Manuel Cano, segundo entrenador, "pero nuestra máxima ilusión está en la Liga. El ascenso el año pasado nos habría dado ese salto de calidad y por eso es por lo que luchamos este año".

Los jugadores no son ajenos a este éxito. "No es sólo ganar al Madrid, porque el Irún ya le ganó. Es meterle cuatro, y que no te metan ninguno", dice Vara. Con orgullo, Cascón, uno de los titulares ante el Madrid, reconoce no haber repasado de nuevo el partido, pero no por falta de ganas: "Tengo unas ganas tremendas de verlo. Lo haré 10 veces seguidas si hace falta. Me llamaron amigos asustados, preguntándome si, en serio, jugábamos así en Segunda B. La clave es la fuerza del vestuario, el grupo que tenemos".

Cascón, como el resto de la plantilla, quita hierro al logro, y ni mucho menos cree que tienen el pase en la mano: "Tuvimos un buen partido. A ver si el resultado nos sirve para pasar". "No nos olvidamos del miedo escénico del Bernabéu", comenta Piñal, "pero si tenemos nosotros la pelota no la tendrán ellos". "No creo que hayamos aplastado al Real Madrid, ellos no han estado muy claros definiendo. En el Bernabéu", resume el técnico Anquela, "nos pueden pueden hacer cinco. Vamos a sufrir".