El último charco
España cierra en Bosnia una gira intrascendente que ha acentuado las suspicacias de los clubes
La selección española llegó ayer a Sarajevo para jugar contra Bosnia-Herzegovina el último partido de la fase de clasificación para el Mundial de 2010, un trámite que ha terminado convertido en el enésimo charco de una federación que parece a gusto en las tinieblas. Nada nuevo. Pese a su brillante trayectoria deportiva, la gestión resulta un tanto desconcertante. En especial, para los clubes, que no saben a qué atenerse. La federación lo mismo obliga a jugadores de Primera a viajar a un Mundial sub 20 -nada hace pensar que contribuya más a su formación medirse a Tahití y Venezuela que curtirse en la Liga española o en las competiciones europeas- que libera, por distintos motivos, a Xavi, Cesc, Puyol, Güiza y Marchena. Otros, como Fernando Torres e Iniesta, se mantienen de viaje con molestias. El último caso se produjo ayer con Muniain. La federación le negó al Athletic retrasar un día el viaje del jugador al Mundial sub 17 de Nigeria con la intención de que pudiera jugar el partido de Liga contra el Sporting (el día 18) y el de la Liga Europa (el 22) contra el Nacional, luso. Los clubes, que sólo reciben una recompensa económica en la fase final del Mundial, cuando ingresan 4.000 euros por cada día de concentración de uno de sus internacionales, creen que falta coherencia. Arrecian las suspicacias.
"Buscamos lo mejor para el jugador", dice Del Bosque sobre los 'liberados'
"No estamos para tirarnos piedras a nuestro tejado", dijo ayer Casillas, justificando una decisión, la vuelta a España de cinco de sus compañeros, que ha generado no poca polémica; "el problema lo creáis vosotros [por los periodistas]. Que Puyol, sancionado, y Xavi, lesionado, se fueran a casa es normal; no me gusta que se dude de ellos, no se lo merecen". "Han dado mucho, su línea es impecable", insistió el portero madridista, que hoy jugará su 99º partido con la selección. Vicente del Bosque piensa alinearle esta noche para que cumpla 100 en el que se disputará en el Manzanares coincidiendo con el centenario de la federación. El técnico se ve obligado a justificar ésa y todas sus decisiones quizás por una falta de transparencia desde los despachos. "Lo de Xavi fue una decisión razonada, equivocada o no, pero meditada y consecuente con la idea de buscar lo mejor para el jugador", sostiene el salmantino, que lleva una trayectoria excelente con España y ha mantenido la herencia de un equipo campeón. Xavi, por cierto, "está para jugar el sábado, pero no era conveniente que forzara contra Bosnia", declaró ayer Óscar Celada, médico federativo.
Ni siquiera cuando se ha querido proteger a los jugadores la federación, con una directiva tan proclive a no justificar sus decisiones, ha logrado evitar los recelos. Desde los clubes se alega que ellos pagan a los jugadores mientras la selección hace caja sin dar cuentas a nadie. En España, la ley obliga a todo deportista a acudir a la llamada de una selección. Lo mismo da que los partidos sean amistosos o no, o que no haya nada en juego, caso de esta gira por Armenia y Bosnia.
Endémicamente volcada en ganar títulos menores, ya sea un Mundial sub 20 con jugadores de Primera o intrascendentes récords menores -clasificarse ganando todos los partidos de fase, pobre aliciente con el que ha afrontado sus dos últimos partidos oficiales antes del Mundial-, la selección se aleja de los clubes y si no lo hace de los aficionados es porque su técnico y sus futbolistas conectan con el pueblo. La pasión con la que los militares españoles en Bosnia recibieron al grupo lo demuestra.
Antes de emprender camino a Zenica, a unos 60 kilómetros de Sarajevo, donde disputará el intrascendente encuentro de esta noche, los campeones de Europa visitaron la base Camp Butnir, sede de la Fuerza Europea en Bosnia (EUFOR) en la que trabajan más de 2.000 militares y civiles de 25 naciones. Fueron recibidos por el comandante en jefe de la Operación Althea, el italiano Stéfano Castagnotto, y por Carme Chacón, la ministra de Defensa.
Los futbolistas fueron aclamados por los soldados españoles -con una mayoría de seguidores del Cádiz-, con los que más tarde compartieron rancho en el comedor de la base. Tras los parlamentos de rigor, mientras los futbolistas firmaban autógrafos y posaban para mil fotografías (incluidos los soldados de la British Royal Army, del Liverpool, que buscaron a Fernando Torres), Ángel María Villar, presidente de la federación desde hace 22 años, se acercó a Carme Chacón: "Ministra, Manolo el del Bombo la quiere conocer". Una anécdota menor, pero que ilustra abiertamente el talante de una federación a la que sólo el balón y los futbolistas que lo juegan han logrado suavizar el olor a rancio que emana desde hace tiempo. Por cierto, la ministra atendió cortésmente a Manuel Cáceres, Manolo el del Bombo, icono federativo desde tiempos inmemoriales.
"Diálogo constante", según Hierro
Ni siquiera cuando ha querido proteger a los jugadores ha logrado la federación, con una directiva tan proclive a no justificar sus decisiones, evitar los recelos. Desde los clubes se alega que ellos son los que les pagan mientras la selección hace caja sin dar cuentas a nadie.
En España, la ley obliga a todo deportista a acudir a la llamada de una selección. Lo mismo da que los partidos sean amistosos o no o que no haya algo en juego, caso de esta gira por Armenia y Bosnia.
"No nos amparamos en esa ley", matiza, sin embargo, Fernando Hierro, director deportivo de la federación. "Tratamos de que la relación con los clubes sea fluida, de ida y vuelta, aunque asumo que ello suponga a veces una presión añadida para nosotros", explica, pero enseguida aclara que ahora no han recibido presión alguna de su parte para liberar a algunos jugadores. "La federación cuida a los futbolistas y a los clubes. No puede ser de otro modo. Mi objetivo es que el diálogo sea constante", concluye.
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