La superación de la ría

Un sprint largo en una carrera de fondo lisa consiste en pegarse a la cuerda, apretar los dientes, apretar el culo, cerrar los ojos y olvidarse del dolor. Justamente la especialidad de Marta Domínguez, acostumbrada a pelear, y a ganar, hasta el último metro ante rivales en teoría superiores. En ello estaba en la última vuelta de los Juegos de Pekín, con Volkova y Kepkorir, batallando por cada metro de terreno, cuando una súbita valla se interpuso en su camino, en su carrera. "Se olvidó de una cosa, Marta, se olvidó de que no era una carrera lisa como los 5.000 en los que tantas medallas mundiales y europeas ha conseguido", dice César Pérez, su consejero técnico. "Se olvidó de que en una carrera de obstáculos hay que apretar los dientes, hay que apretar el culo, hay que sufrir, sí, pero nunca hay que cerrar los ojos. Hay que mirar siempre delante, no se puede despistar ni un segundo. Y, además, Marta, iba pensando en la ría, en cómo pasar la última ría, en su miedo a la ría".

La ría, un obstáculo de 3,66 metros de largo, una rampa de hasta 70 centímetros de profundidad, situado detrás de una barrera de 76 centímetros de altura (91 para los hombres), que hay que pasar siete veces, una cada vuelta, y que constituye la prueba de fuego del 3.000 obstáculos, el nuevo desafío de Marta Domínguez, que hoy (La2, 20.30), junto a Eva Arias, disputará la final.

Algunos grandes, algunos kenianos como Chelimo o Kemboi, son capaces de pasar la ría sin siquiera apoyar un pie en la valla; para otros, para Marta Domínguez, por ejemplo, es una pesadilla, el trabajo más difícil de adaptación en el paso de liso a obstáculos. En la serie de clasificación, temerosa de tropezar o caer en el barullo, la palentina aceleraba para pasar la primera el obstáculo. "Y es normal", dice Pérez. "Cuando se va no muy rápido, e iban a 9,31m, entran todas agolpadas, en grupo, y es mucho más peligroso, pero en la final será diferente. En la final, Galkina [la campeona olímpica] pondrá a todas en fila de a una y no habrá agobios. Además, cuando más rápido se corre más fácil es pasar los obstáculos, con cuanta más fuerza se acometa, y la fuerza la da la velocidad, con más ligereza se sale de la ría".

Y, además, en 2009 Domínguez ya ha tenido todo un año para trabajar la nueva especialidad. "A Pekín fue a medias", dice Pérez. "Pero este año ya hemos trabajado a tope y bien. Nos hemos concentrado en la ría, que es donde más carencias y dudas tenía. Ha hecho trabajo de fuerza en invierno para tener una base importante, y después ha trabajado la movilidad y la elasticidad de las caderas". Para ello, Domínguez, su hermana y Pérez han montado un grupo de trabajo conjunto después de que la palentina rompiera con Mariano Díez, su entrenador de toda la vida. "Ella venía a Madrid como otros años, al fisio, a homenajes y cosas así, y aprovechábamos para trabajar algo", dice Pérez, que se reclama de la escuela de Manuel Pascua, con quien aún se entrena tratando de recuperarse de un accidente de moto que destrozó su rodilla. "El grueso del trabajo lo hemos hecho en Palencia. Cada semana dedicábamos un día a la ría, uno a las vallas, y dos a sesiones de movilidad y técnica".

Los estudios dicen que la diferencia de marca entre un 3.000 liso y uno con obstáculos ronda entre 28 y 35s, más o menos un segundo por obstáculo, 28 vallas y siete rías. En este sentido, Domínguez, que tiene un mejor 3.000 liso en 8m 28s y con obstáculos en 9m 9s, aún tiene margen de mejora, aunque cuando logró su mejor marca podría haber apurado hasta el 9m 2s. "Por ahí andará", dice Pérez. "Aprovechando toda la base de tantos años entrenado fondo, hemos recortado volumen, pero hemos trabajado por arriba y por abajo. Así, ha sido capaz de hacer el mejor 1.500 de su vida, con 4m 4s. Al batir con más fuerza, gana velocidad. Y con ello, además, está preparada para todo tipo de carreras, tácticas y rápidas. Salga como salga la final, tiene respuestas, aunque el escenario previsto es que Galkina salga a muerte, que haya interpretado por la semifinal que Marta no está muy allá. Pero Galkina no será la única con quien pelear. Están la otra rusa, las africanas, la alemana..."