Los tipos bajan a mínimos del 2%
Trichet reconoce que "persiste una gran inseguridad" en la economía y avanza más recortes en marzo - Los expertos auguran que el precio del dinero se situará en el 1%
Las constantes vitales de la economía europea van de mal en peor. La banca vuelve a flaquear, inmersa en una réplica (más) del terremoto financiero. Las Bolsas llevan siete jornadas bajando. La industria sufre, la confianza se hunde y el euro pierde fuelle pero sigue tan fuerte que dificulta la recuperación en Alemania, una economía herida, como lo son las de Italia, Irlanda, Grecia y un largo etcétera del que España no sólo no logra escapar, sino que es protagonista destacado. La crisis obliga, la inflación lo permite y las presiones arrecian: el Banco Central Europeo se vio forzado ayer a dejar de lado su habitual tacañería y rebajó los tipos de interés medio punto adicional, hasta el 2%, a los niveles mínimos en que se situaron entre 2003 y 2005.
El eurobanco no va a seguir la senda de EE UU, con los tipos casi al 0%
El Euríbor sigue cayendo y se sitúa ya por debajo del 2,7%
El eurobanco tenía pocas alternativas. Eso es lo que pedían a voces los mercados ante una recesión que se adivina profunda y duradera. El recorte es un reconocimiento de que la eurozona está peor de lo que el BCE pensaba hace un mes. Su presidente, Jean-Claude Trichet, se encargó de telegrafiar los siguientes pasos: dejará intactos los tipos en febrero -"ésa no será una reunión importante", dijo- y acometerá una nueva rebaja en marzo, lo que hace suponer que las cosas van a ir por donde solían. A peor.
Lejos de remitir, los problemas crecen. La amenaza de S&P de rebajar la calificación crediticia a España, Portugal, Irlanda y Grecia (ya efectuada) complica el recurso al déficit de los planes anticrisis. Ante ese corsé -el propio Trichet advirtió contra bajadas de impuestos "extensas"-, es necesario un uso más agresivo de la política monetaria, según los expertos, y más cuando los tipos europeos son más altos que los de otras grandes economías.
El eurobanco acumula varios patinazos desde el arranque de la crisis, allá por agosto de 2007. Entonces amenazó con subir tipos, aunque al final la realidad se impuso. En julio de 2008 llegó a subirlos por el temor a un rebrote inflacionista, en una acción que los expertos consideran un error garrafal que presionó aún más unos mercados al borde del ataque de nervios. Después endureció las condiciones para que la banca se financiara, lo que tensionó el ya de por sí deprimido mercado de crédito. "La rebaja de los últimos meses viene a subsanar parte de esos errores y es la prueba de que la cosa está muy mal", explicó Antonio Villarroya, de Merrill Lynch en Londres.
Desde octubre, el BCE ha recortado los tipos en 2,25 puntos. La cuarta rebaja consecutiva -que el BCE justificó por las "débiles expectativas coyunturales"- deja el precio del dinero en su mínimo histórico desde que el eurobanco existe, pero no "en el valor mínimo que el Consejo del BCE puede imaginar". Tras la reunión en el rascacielos que ocupa el BCE en Francfort, Trichet reconoció que los riesgos para el crecimiento en la zona euro "apuntan claramente hacia abajo" y que "persiste una gran inseguridad" en la economía europea. En otras palabras: queda margen de maniobra por debajo del 2%.
"Al BCE le queda aún mucho trabajo por hacer", resumió el economista jefe de Bank of America en Londres, Holger Schieming. Los expertos vaticinan nuevas rebajas, hasta dejar los tipos en el 1% o el 1,25%, a lo que contribuye el control de la inflación por el abaratamiento del petróleo.
Dicen los entendidos que la obligación de todo banquero central es ser aburrido y utilizar con profusión un solo verbo: advertir, a ser posible asociado al peligro de que los precios se desboquen. Pese a que por una vez dejó de lado los precios, Trichet cumplió ayer con el guión y advirtió contra un excesivo abaratamiento del dinero en Europa. "El Consejo", dijo, "quiere evitar caer en la trampa de la liquidez", lo que en la jerga económica viene a suponer que por muy barato que sea endeudarse y gastarse ese dinero -es decir, por muy bajos que estén los tipos- la gente no pedirá créditos ni gastará por temor. Además, destacó que la semilla de la crisis actual es precisamente el bajo precio del dinero.
Hubo un tiempo en el que los mercados saludaban los recortes de tipos con fuertes subidas. Eso, como tantas otras cosas, ha cambiado con la crisis: los parqués europeos cayeron ayer en torno al 2%, con la Bolsa española algo mejor. Para los inversores, malas noticias, pero no para los hipotecados: la progresiva rebaja de tipos -y el más que probable recorte en marzo- dejó el Euríbor en el 2,65%. Los expertos auguran más caídas.
Un alivio para los bolsillos en medio de la recesión
- El coste del dinero vuelve a caer.Aún no es tan espectacular como el recorte que aprobó la Reserva Federal de EE UU hace un mes (el tipo de interés de referencia del dólar ronda el 0%) pero el BCE respondió ayer a la recesión con la cuarta rebaja consecutiva para dejar los tipos del euro en el 2%. La decisión del BCE supone un abaratamiento automático de los costes de financiación y es un nuevo empujón al crédito.
- Hipotecas más baratas. Con los tipos de interés del euro, cae el coste del dinero que se prestan entre sí las entidades financieras y, en última instancia, se abarata la concesión de créditos a empresas y familias. En las hipotecas a tipo variable que se revisen a partir de ahora ese efecto se dejará notar. El Euríbor a 12 meses, índice de referencia para las hipotecas, sigue a la baja y se sitúa ya en el 2,65%.
- La crisis inmobiliaria empieza a notarse en los precios. Por primera vez desde 1993, las estadísticas del Gobierno reflejan una caída en el precio de las casas. Según los datos difundidos ayer por el Ministerio de Vivienda, los inmuebles nuevos y usados se devaluaron más de un 3% el año pasado, aunque el sector cree que el retroceso es mayor.
- La inflación, cuesta abajo. El coste de la vida, medido por los precios de los bienes de consumo, sube cada vez menos. El IPC de diciembre, publicado ayer, corrobora que la inflación se moderó hasta el 1,4%, la menor tasa interanual en una década. El Gobierno cree que los precios seguirán frenándose al menos hasta el verano, cuando es posible incluso que el IPC sea negativo algún mes.
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