La reválida del BCE
Los analistas respaldan la intervención del banco central, pero critican la falta de anticipación a la crisis
Las crisis son grandes reválidas. Y el Banco Central Europeo (BCE) ha sabido estar a la altura de la tormenta financiera provocada por las hipotecas de baja calidad en Estados Unidos, la mayor crisis desde la que desencadenaron los atentados del 11-S. Eso sí, con algunos rasguños en su credibilidad.
Hace sólo una semana, la autoridad monetaria confirmaba que su gran preocupación seguía siendo controlar el mar de liquidez en los mercados financieros. El jueves a primera hora mantenía que las condiciones de financiación seguían siendo "favorables". "El crecimiento monetario y crediticio es dinámico y la liquidez es abundante", decía. Sólo unas horas después, el BCE se vio abocado a inyectar dinero para evitar un cortocircuito en los mercados. La tormenta va amainando -aunque a algunos inversores aún no les llega la camisa al cuello-, pero esa falta de anticipación ha despertado recelos en torno al banco central.
La magnitud de la crisis se conocerá cuando los bancos presenten resultados
"El problema grave ha pasado; la prueba es que el ajuste es cada vez menor", dice un experto
"La situación se va normalizando y el BCE ha contribuido decisivamente con su intervención. Pero la película de los hechos diezma su credibilidad, que es el gran activo de un banco central", asegura José Manuel Amor, de Analistas Financieros Internacionales. "Los bancos centrales han actuado bien: han frenado el pánico en los mercados", abunda José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
Pero el problema no ha terminado. Aunque los problemas de liquidez inmediata vayan desapareciendo -los bancos siguen siendo reacios a prestarse dinero entre ellos, pero cada vez en menor medida-, la magnitud de la crisis sólo se conocerá cuando empiecen a presentar sus resultados trimestrales. "Puede haber nuevos cadáveres en Europa. Y aunque los bancos digan que tienen poca exposición, la crisis se va a notar en los resultados", aventura Díez.
El BCE tiene numerosos instrumentos para luchar contra crisis de este tipo. La operativa elegida por el organismo que dirige el francés Jean-Claude Trichet es la que sigue.
- El precio de la merluza. Cuando hay escasez de merluza, el precio se dispara. Con el dinero sucede lo mismo. El jueves, la crisis hipotecaria en EE UU provocó tal incertidumbre que los bancos no querían prestarse dinero entre ellos. Y sin liquidez, suben los tipos de interés (estos es, el precio del dinero). El problema, en este caso, era la falta total de liquidez. Ante esa situación, los bancos no habrían tenido más remedio que vender acciones en Bolsa para no quedarse sin efectivo. La consecuencia era un posible crash bursátil. El BCE decidió intervenir para evitar esa posibilidad, inyectando 94.800 millones en el mercado procedentes de sus reservas, la mayor dosis suministrada en una sola jornada, el mismo día en que el francés BNP Paribas congelaba tres fondos de alto riesgo por lo que calificó como "una evaporación completa" de la liquidez. Lo hizo con un instrumento llamado "operación de ajuste".
- Ajuste fino. En la jerga del BCE, es la operación de necesaria para estabilizar la liquidez en el mercado. Normalmente, el BCE presta dinero a los bancos a través de subastas trimestrales y mensuales. Y el ajuste fino llega con las subastas semanales de los martes. Pero el jueves tuvo que realizar un ajuste extraordinario: una subasta a tipo fijo -el 4%- a la que acudieron medio centenar de bancos, ante los problemas para que las entidades se prestaran entre ellas en el mercado interbancario (del que procede el conocido tipo Euríbor: el precio al que los bancos se prestan entre sí el dinero).
- La decisión. Una vez el BCE detecta escasez de efectivo, es el Comité Ejecutivo quien toma la decisión de intervenir. La inyección de liquidez es en realidad un préstamo que los bancos deben devolver al día siguiente con garantías como títulos de deuda y otros activos. La gran novedad consistió en que el BCE permitió que los bancos utilizaran cédulas hipotecarias y productos estructurados con activos invertidos en las hipotecas basura, "como estímulo a la confianza en los mercados", explica el economista jefe de Intermoney.
- Los bancos devuelven el dinero. El viernes,
los bancos devuelven esos préstamos otorgados el jueves y el BCE hace un segundo ajuste extraordinario. Esta vez presta menos dinero: 61.000 millones, que debían devolver ayer. Y ayer hubo una tercera operación, de unos 47.665 millones, lo que demuestra que la magnitud del problema va siendo cada día menor. Hay diferencias respecto al pasado jueves: se trata de un préstamo a tipo variable; cada banco ofrece un tipo de interés y el BCE presta dinero a los que ofrecen mayores tipos. De esta manera, se va normalizando el precio del dinero.
- El paro cardíaco. "El problema grave, el paro cardíaco en los mercados, se produjo el jueves. La demostración de que la situación se normaliza es que los ajustes han sido día a día menos importantes", según fuentes del sector financiero. La segunda prueba de que lo peor ya ha pasado es la evolución de los tipos. El jueves, el tipo de intervención fue el 4%. Ayer, los bancos ya se prestaban dinero al 4,2%. "La confianza se va restableciendo. Aunque si hay nuevas suspensiones pagos o se congelan fondos, la crisis puede volver", apunta Díez.
- Qué pasará hoy. Después de tres intervenciones de urgencia, el BCE ha convocado hoy la habitual subasta semanal. Los expertos esperan que las cifras sean superiores a las normales: de esa manera se evitan nuevas intervenciones de urgencia y se lanza un mensaje de tranquilidad. Hay una razón adicional: de nuevo la merluza. Cuando hay mucha merluza (en este caso, mucho acceso a liquidez por la intervención del BCE), el precio baja (los tipos de interés caen). Eso genera mucha inflación, porque es más barato endeudarse. Y el objetivo fundamental del BCE es contener los precios.
- 1929, 1998, 2001, 2007. Cualquier crisis provoca incertidumbre, y la incertidumbre siembra el pánico en los mercados. Así fue en 1929 y así suele ser siempre, con intensidades diferentes, como demuestran los casos de Enron en 2001 o del hedge fund LTCM en 1998. "El problema es que aún no sabemos quién ni en qué magnitud está atrapado. Esas dudas son las que provocan irracionalidad en el mercado", concluye Díez.
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