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El agravamiento de la crisis | Repercusión en la economía global

Los países emergentes estudian cómo ayudar a Europa a superar la crisis

Brasil señala que los BRIC discutirán la semana próxima qué medidas tomar - China extiende su influencia financiera con la compra de deuda europea

La gravedad de la crisis europea preocupa a los países emergentes. Al contrario que en décadas anteriores, cuando episodios de inestabilidad en las economías menos desarrolladas extendían su contagio a las avanzadas y requerían del rescate a través de los organismos multilaterales, ahora son los pujantes países emergentes los que temen la onda expansiva de los males que aquejan a los países ricos. China, con sus enormes reservas internacionales, se ha convertido en objeto de deseo para los Gobiernos de países con problemas como Grecia, Portugal, España o, ahora, Italia. Mientras, el ministro de Economía brasileño, Guido Mantega, anunció ayer que Brasil, junto con los otros tres países que representan las economías más sólidas de los países emergentes y que forman el grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), están dispuestos a ayudar a Europa a salir de la crisis económica que la atenaza.

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Mantega señaló que la semana próxima, los días 23 y 24, habrá un encuentro de los BRIC en Washington que se celebrará en paralelo a una reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la que los cuatro países van a estudiar su ayuda a Europa. Fuentes del Gobierno ruso, por su parte, señaló France Press, estudiarán las posibles peticiones de ayuda caso por caso, aunque se desmarcaron de una iniciativa conjunta por parte de los BRIC.

Mantega, que viajará a Washington el lunes próximo, no quiso especificar qué tipo de ayuda van a ofrecer tanto Brasil como Rusia, India y China, probablemente para no anticipar decisiones que puedan ser tomadas por el grupo conjuntamente, según indicó a este diario un asesor del Ministerio de Economía. Sin embargo, el diario económico Valor ha anticipado que una de las ofertas que hará Brasil será aumentar la parte de reservas internacionales de los países de los BRIC aplicados en títulos denominados en euros.

Los emergentes van a estudiar la situación global, especialmente la europea y concretamente el drama de Grecia. Tanto Brasil como los otros países BRIC están preocupados de que la crisis europea pueda alcanzarles esta vez más que en la de 2008.

China, que lleva tiempo intentando diversificar sus cuantiosas inversiones en moneda extranjera, ha mantenido conversaciones con países europeos atenazados por el endeudamiento y en busca de apoyo, como Grecia, Portugal y España. El último movimiento en este sentido ha sido la reunión, la semana pasada en Roma, del ministro de Finanzas, Giulio Tremonti, con Lou Jiwei, presidente del fondo soberano China Investment Corp (CIC), y otros altos funcionarios chinos para intentar convencer a Pekín de que compre bonos de deuda e invierta en sus grandes empresas. La reunión vuelve a poner sobre el tapete el creciente y silencioso avance del país asiático en Europa.

El encuentro, publicado por los diarios Financial Times y The Wall Street Journal, fue confirmado ayer por el Gobierno italiano, que, sin embargo, se negó a dar más detalles, como tampoco los dio Pekín. "Europa continuará siendo uno de los principales mercados de inversión chinos. También expandiremos la cooperación económica y financiera y la cooperación en inversión con los países europeos para hacer frente juntos a la crisis financiera", aseguró Jiang Yu, portavoz de Exteriores. Jiang añadió que Pekín espera que los miembros de la eurozona tomen "medidas efectivas para garantizar la seguridad de las inversiones chinas".

Aunque la portavoz no dijo mucho, al mismo tiempo lo dijo todo. Los analistas consideran la posible contribución china al rescate de los mercados de la deuda europeos consistente con los intereses estratégicos de Pekín en la región al tiempo que un respaldo a sus propias inversiones. Por un lado, China incrementa su talla e influencia en Europa -especialmente sobre los Gobiernos que buscan su respaldo financiero- y presenta una imagen de socio colaborador y, por otro, apuntala uno de los pocos mercados que ofrecen una alternativa al dólar estadounidense, y ofrece un poco de oxígeno, lo que disminuye el impacto negativo de la crisis sobre su cartera de divisas. Pekín está también preocupado por las consecuencias que un desplome del sistema financiero europeo tendría sobre la demanda de productos chinos, de la cual depende en gran parte su economía.

El fondo chino CIC fue creado en 2007 para invertir parte de los 3,2 billones de dólares que tiene Pekín en reservas extranjeras, la mayor parte de las cuales está en activos seguros pero de poco rendimiento como bonos del Tesoro estadounidense. El fondo asegura que tiene activos por valor de 409.600 millones de dólares, incluidas acciones en un amplio abanico de compañías occidentales. CIC afirma que realiza sus inversiones basándose en principios comerciales, y que normalmente adquiere pequeñas participaciones minoritarias en las empresas extranjeras para evitar tensiones políticas. Solo el 4% de sus activos está en metálico, según su informe anual del pasado junio.

Si para los endeudados Gobiernos europeos China es una fuente atractiva de financiación, para algunos críticos representa un riesgo potencial a largo plazo. Sospechan que las inversiones chinas, que forman parten de una estrategia global del Gobierno liderada por las potentes compañías públicas, están destinadas también a influir en los países donde aterrizan.

Por lo que se refiere a Brasil, mientras en 2008 el expresidente Lula da Silva había minimizado la crisis al afirmar que en Brasil iba a ser "solo una marejadilla" y no un tsunami, esta vez su sucesora Dilma Rousseff, que es economista, ha sido menos optimista. Tras afirmar que Brasil "está preparado para lo peor", ha añadido que "la crisis actual puede ser más peligrosa".

Según algunos analistas, Brasil, la octava economía mundial, siente un cierto orgullo de poder ofrecer ayuda a una Europa, cuya riqueza y bienestar siempre habían envidiado, pero sobre todo se preocupa de que la crisis no acabe afectando también a China, hoy uno de los países que más importa de Brasil y que sin dichas importaciones se encontraría envuelto también en los efectos de la crisis europea. Para los BRIC, ayudar en este momento a Europa no es solo un acto de generosidad, sino también un imperativo ante el temor de que la crisis pueda alcanzarles con mayor o menor fuerza.

El ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega, durante una conferencia en agosto.
El ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega, durante una conferencia en agosto.U. MARCELINO (REUTERS)

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