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El miedo a perder la venta en exclusiva revuelve a los loteros contra Hacienda

Cualquier establecimiento podrá comercializar décimos a partir de 2010

Manuel V. Gómez

Comprar lotería en Doña Manolita cuesta dos horas. Es sábado 21 de noviembre a las dos de la tarde y la manifestación de los agricultores ha acabado hace un rato. Muchos de ellos aprovechan antes de volver a casa para comprar un décimo para el sorteo de Navidad. La mayoría de quienes hacen cola desconocen que, tras la aprobación final de los Presupuestos para el próximo año, a partir de 2010 también podrán comprar los décimos en el estanco que está a unos metros y que valida quinielas. No será un décimo tradicional, sino un papelito parecido al de una apuesta de primitiva. A las administraciones sólo les quedará el privilegio de vender el billete tradicional de lotería.

Éste es uno de los cambios que se avecinan para los puntos de venta de loterías y apuestas públicas con los Presupuestos de 2010. Será una de las consecuencias de una página con tres disposiciones adicionales (32, 33 y 34) de un proyecto legal de miles de folios. En ellas se prevé que, con el nuevo año, tanto las administraciones de loterías (unos 4.000 establecimientos) como quienes pueden validar quinielas o primitivas (6.700) pasen a regirse por el derecho privado, en lugar de por el administrativo. Los titulares de los establecimientos viejos tendrán dos años -al principio era uno, pero el trámite parlamentario lo ha aumentado- para optar entre el nuevo o el viejo régimen (el cambio no será obligatorio); los recién llegados no tendrán opción.

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Al lego en leyes, esto no le dice mucho. Jesús Alfaro, catedrático de Derecho Mercantil de la Autónoma de Madrid, lo aclara: "A partir de ahora se podrán celebrar contratos. El sector se somete al derecho de la competencia". Las relaciones en Loterías y Apuestas del Estado (LAE), dependiente del Ministerio de Hacienda, y su red comercial se asientan ahora en concesiones administrativas. El cambio ha hecho que en el sector se extienda el miedo a perder "los derechos adquiridos" (la venta en exclusiva de la Lotería Nacional, entre otros), pese a que en el trámite parlamentario se hace mención expresa a su conservación.

Gonzalo Fernández, director general del ente público, explica que tratan de "agilizar la organización", prepararse para competir con otros juegos de azar e impulsar la venta de las apuestas y la Lotería Nacional por Internet. El cambio también es obligado: lo impone la Ley de Contratos del Sector Público de 2007.

Estos argumentos no convencen a Manuel Izquierdo, lotero desde 1985 y presidente de la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administraciones de Lotería. Ha dejado de lado la venta de la lotería de Navidad para comenzar un carrusel de reuniones con grupos políticos y protestas con la esperanza de frenar los cambios. "Se pretende privatizar LAE", opina, un negocio que en 2008 aportó casi 2.900 millones netos a las arcas públicas y que ingresó poco más de 10.000. Admite que los responsables del ente público le han adelantado que no tienen esa intención. Pero él desconfía: "No nos han dado nada por escrito". En LAE matizan: "Se les ha contado todo, no hay ningún secreto". Los sindicatos UGT y CC OO se han sumado a las tesis de Izquierdo, o sea la patronal del sector. Temen que los cambios perjudiquen a los 12.000 puestos de trabajo (LAE rebaja hasta 6.500 los empleos).

Pero el sector no está unido. A Helena de la Cámara, presidenta de PIDAL, una asociación minoritaria de administraciones, los planes de LAE le convencen. Cree que no hay alternativa para modernizar un sector regido por una ley de 1956. Igual piensa José Luis Romano, presidente de Fenamix, la única asociación de puntos de venta mixtos: "La estructura es anticuada y trasnochada". Fernández, el director general de LAE, destaca las ventajas del nuevo régimen, que ofrece a los titulares de puntos de venta la posibilidad de traspasar el negocio, algo vetado ahora; y favorece la herencia.

Donde verá la cara de la transformación el comprador de lotería es en el décimo tradicional. "Cuanto más se abre la venta a cualquiera más se desvirtúa", defiende Izquierdo. Pero la respuesta de Fernández es contundente: "Quieren conservar su privilegio de venta en exclusiva de la Lotería Nacional".

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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