El mercado se quedó sin dinero
La jornada de apertura semanal ha resultado completamente anodina para los mercados de valores de la Europa continental, ya que tanto Londres como Nueva York permanecieron cerrados por ser día festivo.
Para la Bolsa española el vacío fue doble, pues a la absoluta falta de referencias que provoca en estos momentos la ausencia de Nueva York se unió la del mercado británico, tradicional canalizador de órdenes del exterior para nuestro mercado.
El Ibex 35 abrió bajo la presión de un papel no demasiado abundante, pero para el que el escasísimo dinero disponible no tenía respuesta, lo que hizo caer el Ibex 35 hasta el 1,43% a lo largo de la mañana. El equilibrio entre compras y ventas llegó de manera casi natural al agotarse el papel, con lo que algunos precios pudieron recuperarse y, al cierre de la sesión, el Ibex 35 subió el 0,42%. Los valores medianos cedieron el 0,31% y los pequeños subieron el 1,00%.
La mayoría de las plazas europeas registró un comportamiento similar, sin que el dato de confianza empresarial de Alemania del mes de mayo, con una ligera subida que viene a insistir en la idea de que lo peor ya ha pasado, consiguiera poner signo positivo a la Bolsa de Francfort, mientras que París subió el 0,25%.
La inversión doméstica llevó el volumen negociado en el Mercado Continuo a uno de los niveles más bajos del ejercicio, con sólo 1.636,46 millones de euros, de los que las operaciones del mercado abierto aportaban 925,46 millones.
Una buena idea del nivel de actividad del mercado de valores español en esta sesión está en la concentración del 70% del total de las operaciones del mercado abierto en sólo cinco valores, lo que dejaba menos de 300 millones de euros para el resto de los valores.
La parsimonia con que discurrió la sesión dio tiempo para repasar el significado de los bandazos de los últimos días. La mayoría de los inversores se muestran un tanto escépticos ante la capacidad del mercado para seguir valorando sensaciones, ante la falta de datos reales de fiar. La salida de papel desde los primeros momentos de la sesión confirma esa forma de ver las cosas, aunque también hay que tener en cuenta que nadie parecía tener mucha prisa por deshacer posiciones y resultó fácil dejar las cosas para otro día.
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