La intervención del BCE evita el descalabro de Portugal
El ascenso de la presión sobre la deuda lusa hasta los niveles más altos desde el nacimiento del euro obliga al instituto emisor a reactivar la compra de bonos.- Las dudas arrastran a la Bolsa a pérdidas
La intervención del Banco Central Europeo en el mercado de deuda ha evitado hoy el descalabro de Portugal después de que la rentabilidad exigida por los inversores para comprar sus títulos alcanzase máximos nunca vistos desde que el país entró en el euro. A media mañana, el interés al que se cotizan los bonos lusos a 10 años en el mercado secundario, donde se negocian la deuda soberana de los Estados una vez emitidos, ha llegado a tocar el 7,6%, un récord desde 1999. Sin embargo, tras este momento de alarma, la entrada del instituto emisor ha apaciguado las ventas, lo que se ha traducido en un descenso en el interés de estos títulos con respecto al cierre de ayer de 13 puntos básicos hasta el 7,05%. Lo que no ha podido evitar el BCE ha sido el correctivo en las Bolsas, especialmente en la española.
Tras unas semanas de alivio, las presiones sobre la deuda de los países señalados por el mercado por sus problemas de déficit se han reavivado hoy por la previsión de que la inflación en la eurozona aumentará este año más de lo esperado. La razón es que este previsible aumento de los precios reducirá la rentabilidad de las inversiones en euros, lo que lleva a los inversores a mover su capital hacia valores considerados refugio, como los bonos de Alemania, para asegurarse que no pierden más dinero de lo necesario.
La salida hacia la deuda de Alemania, que junto a la de Estados Unidos es considerada como un valor seguro frente a las turbulencias, tiene como contrapartida que hay que sacrificar alguna inversión, sobre todo aquellas consideradas de mayor riesgo o que registran más dudas. Y si se habla del mercado de deuda, los bonos con más papeletas de sufrir un impago son, en estos momentos, los de Portugal, país señalado por los analistas como la próxima víctima de una crisis que ya se ha llevado por delante a Grecia (mayo) e Irlanda (Noviembre).
Por culpa del ascenso de los tipos exigidos a los bonos a 10 años de Portugal hasta el 7,6%, su prima de riesgo, que es el diferencial entre este tipo y lo que se pide por los alemanes, de referencia -y que hoy se movían a la baja para desgracia del resto-, se ha incrementado hasta los 434 puntos. En noviembre, coincidiendo con la debacle de Irlanda llegó a tocar los 459. En el caso de España, cuyos títulos se intercambiaban a un interés del 5,3%, la prima también subía hasta los 214 puntos básicos, 13 más que ayer. En su caso, el récord está en los 298 puntos básicos.
No obstante, a partir de ese momento se han moderado las alzas gracias a que el BCE se ha puesto a comprar bonos, en concreto títulos portugueses a cinco años, según fuentes citadas por Bloomberg. Desde el rescate de Grecia en mayo, el instituto emisor ha optado por aliviar las presiones sobre los Estados periféricos del euro a través de este programa y hasta ahora ha desembolsado cerca de 76.500 millones de euros durante los periodos de mayores turbulencias. De hecho, no había realizado ninguna adquisición en las dos semanas anteriores al 4 de febrero, según han recordado las mismas fuentes. Gracias a su intervención, la prima de Portugal ha descendido con respecto a ayer en 6 puntos básicos hasta los 398 mientras la española se mantenía ligeramente por encima de la jornada anterior sobre los 202 puntos básicos, uno más.
El nivel del 7% en la rentabilidad de los bonos a 10 años, los que sirven de baremo para el conjunto de la deuda soberana de un país, era la frontera que había marcado el Gobierno portugués entre la supervivencia o la necesidad de recurrir a la ayuda de sus socios del euro, según afirmó el pasado noviembre su ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos. Pese a ello, el Estado luso sigue negando que vaya a tener que pedir el rescate y confía en sus planes de ajuste y reducción del déficit para poder seguir financiándose por sus propios medios en el mercado.
En cuanto a la renta variable, tampoco las Bolsas han viviendo hoy un buen día, sobre todo la española. Y para ellas no ha habido auxilio por parte del BCE. Después del enésimo -e infructuoso- intento del Ibex 35 por alcanzar la cota psicológica de los 11.000 puntos, los inversores han dejado atrás la atonía de las pasadas jornadas para decidirse por un camino concreto: el de las ventas, a lo que ha ayudado el clima de pesimismo en la deuda.
Por su culpa, el índice español ha llegado a caer un 2% a media mañana hasta los 10.750 puntos, aproximadamente el doble de lo que a la misma hora se dejaban el resto de Bolsas europeas de referencia. Al cierre, el Ibex se ha dejado un 1,31%, lo que le ha arrastrado a los 10.791,9 puntos con la banca al frente de los recortes. En el mercado de divisas, el euro ha bajado ligeramente hasta los 1,36 dólares.
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